Homúnculos, congéneres del legendario yeti del Himalaya, viven en la actualidad en las selvas impenetrables de Siberia, donde se les da el nombre de tungu o chuchuna, afirma, la revista Estudios Soviéticos.
Cita el testimonio de un cazador de la taiga de Obi (Siberia occidental), que vio tungus en cuatro ocasiones: dos veces hace más de treinta años y otras dos hace unos quince. «Yo he visto salir a dos de ellos de la selva», explica este testigo. «Estaban desnudos y el cuerpo lo tenían cubierto de pelo corto. Se balanceaban de una extraña forma sobre sus brazos, más largos que los de un hombre. »
Una maestra rural de la región de Obi cuenta que vio un tungu durante una cacería: «Nunca he visto un ser tan horrible y tan grande. Sus ojos brillaban como dos linternas. Se apoderó de un perro que se le acercó y lo lanzó lejos ... »
Una maestra rural de la región de Obi cuenta que vio un tungu durante una cacería: «Nunca he visto un ser tan horrible y tan grande. Sus ojos brillaban como dos linternas. Se apoderó de un perro que se le acercó y lo lanzó lejos ... »
Según "Estudios Soviéticos", 48 personas, de sesenta preguntadas, han respondido afirmativamente a la pregunta de si habían visto algún tungu en la tundra.
Según "Estudios Soviéticos", testimonios semejantes han sido recogidos a unos 5.000 kilómetros de Obi, en la inmensidad de la Yakutia (Siberia oriental), donde «el hombre de las nieves» es llamado chuchuna por los aborígenes.
Según "Estudios Soviéticos", testimonios semejantes han sido recogidos a unos 5.000 kilómetros de Obi, en la inmensidad de la Yakutia (Siberia oriental), donde «el hombre de las nieves» es llamado chuchuna por los aborígenes.
El chuchuna es un ser de apariencia humana, velludo, con pronunciado prognatismo y frente baja. Agil y fuerte, se desplaza muy rápidamente a saltos y ha logrado adaptarse a las condiciones extremadamente rudas del invierno siberiano.
Innumerables testimonios, documentos y cartas hablando de la existencia de estos seres diseminados por inmensas regiones, separadas por millares de kilómetros y pos obstáculos naturales, han sido catalogados desde 1958 por la Academia de Ciencias de la URSS. En 1963 apareció la obra del profesor Boris Portchnev, según la cual los tungus de Obi y los chuchunas de Yakutia no son hombres, sino homúnculos. (Fuente: El País de España)