sábado, 31 de enero de 2009

INVASION DE MEDUSAS EN PLAYAS DE CHILE

MEDUSAS: UNA NUEVA AMENAZA EN LAS COSTAS CHILENAS
Cada verano aumentan su presencia
Como aún no está en el inconsciente colectivo que nuestras playas son invadidas todos los veranos por medusas, mucho menos sabemos qué hacer cuando alguno de nuestros cercanos está en contacto con ellas. Y aunque su picadura produce un dolor muy intenso, existen más mitos que verdades respecto de cómo tratar al afectado, lo que puede resultar en algo mucho peor.
Aunque generalmente viven en alta mar, los problemas por contacto con medusas están siendo cada vez más comunes en las playas de nuestro país. Ello porque, según explica la enfermera docente de ENAC, Michelle Matthey, en determinadas épocas del año las medusas se acercan a la orilla arrastradas por las aguas más tibias, lo que las dota de mayores posibilidades para alimentarse. “En nuestro país existen ciclos estacionarios marcados, explicados básicamente por la elevación de las temperaturas oceánicas, producida por la corriente del niño. Ello, en el verano, sumado al aumento de la salinidad provoca la aparición de microorganismos o zooplacton que constituyen el alimento de las medusas. Es por eso que en la época estival la población de medusas puede aumentar hasta un 300%”, cuenta Matthey. Y aunque se encuentran en todo el litoral chileno, en su mayoría se hallan en el extremo norte del país.
Los grupos de mayor cuidadoSegún explica Matthey, las medusas tienen un tamaño que puede oscilar entre unos pocos centímetros hasta más de un metro. Su cuerpo es siempre transparente, pues está formado en un 95% por agua, lo que las hace más peligrosas por su alta capacidad de camuflaje en el mar. Es por eso que hay que tener mucho cuidado pues, tal como señala la especialista, las picaduras se producen frecuentemente por contacto accidental durante un baño. Y lo peor es que no es necesario que estos animales estén vivos para producir daño. “Es muy peligroso que los niños jueguen con las medusas muertas en las playas, pues sus tentáculos, incluso cuando están desprendidos, pueden seguir descargando veneno por semanas”, comenta la profesional de ENAC. Además, los niños son los que mayores complicaciones pueden sufrir, pues al tener un menor peso corporal, el veneno causa mayor daño. A eso se suma que la piel de los menores es más delgada que la de los adultos, por ende, el arpón de la medusa, que en general penetra 0.9 mm, puede entrar con mayor facilidad. Por esta misma razón, las zonas más sensibles del cuerpo son el pecho, cuello, espalda y entre piernas, donde la piel también es más delgada. Otro grupo importante de riesgo son los adultos mayores, quienes, según explica la enfermera de ENAC, producto de la edad, tienen una disminución en su inmunidad. Y aunque en Chile la mayoría de las especies de medusas no produce picaduras mortales, sí lo pueden llegar a ser en personas alérgicas, ya que en ellas es posible que se desencadene un shock anafiláctico o complicaciones cardiovasculares.
Es más, en personas que han sido picadas con anterioridad, un nuevo contacto puede ser mucho más dañino, pues, “como en todas las alergias, una segunda reacción es mucho más severa”.Por otra parte, agrega Matthey, hay que tener en cuenta que los síntomas de una picadura pueden aparecer en forma retardada, y producirse hasta tres días después del contacto con la medusa, por lo que es importante consultar en caso de contracción muscular en la zona de la picadura y con mayor razón si existe alteración de conciencia”, asegura Matthey. Qué hacerLa picadura de una medusa se nota inmediatamente, pues produce un dolor intenso y una inflamación parecida a una quemadura. Ello, a causa de que el animal, frente a un cambio de presión, como lo es, por ejemplo, el contacto con la piel humana, abre su arpón liberando miles de nematocistos, soltando el veneno. En nuestro país, la mayoría de las especies ocasionan cuadros dermatológicos, y para combatirlos existen algunos mitos que pueden, incluso, agravar la situación. “Mucha gente dice que hay que echarse agua de mar y raspar con arena la zona de la herida. Eso jamás debe hacerse, pues puede aumentar la irritación y producir una infección”, advierte Matthey. En cambio, agrega, lo que hay que hacer es alejar al paciente de la orilla y lavarle la herida con suero fisiológico. Como muchas veces no tenemos este producto a la mano, Matthey recomienda reemplazarlo por la aplicación de vinagre por 15 a 20 minutos, ya que “esto puede retardar la salida del veneno desde el arpón. Además, el vinagre disminuye el ardor”, cuenta. Otra maniobra es mezclar bicarbonato con un poco de agua, formando una especie de pasta. Luego de aplicado, se puede raspar la zona con cualquier objeto romo para remover el arpón. Y si aún quedan rastros de él, deben sacarse con guantes y pinzas solamente, porque si la persona que lo está sacando lo toca también, puede verse afectada por el veneno. Lo que nunca hay que hacer es aplicar agua caliente, de la llave, ni menos alcohol, pues eso producirá una mayor liberación de la toxina. Tampoco hay que aplicar hielo de manera directa, aunque sí sirve aplicar compresas frías, lo que ayudará a sortear el dolor en las primeras horas. Por supuesto rascarse está completamente descartado.

Fuente: La Segunada OnLine




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