martes, 2 de marzo de 2010

ANIMALES "SISMOLOGOS" CON "SEXTO SENTIDO"




En China sismólogos los utilizan para detectar terremotos

En la ciudad de Beijing se estableció una estación de detección de terremotos en la Reserva Natural de Beijing del distrito de Daxing, en la cual se utilizarán 50 caballos, burros, serpientes, tortugas, ranas, ciervos y pájaros como sensores para detectar sismos.

Según los científicos, los animales son capaces de percibir todas las variaciones que provocan los movimientos al interior de la Tierra: eléctricas, magnéticas, sonoras, visuales y olfativas.

De acuerdo a algunos científicos, lo único que podría lograr la especie humana respecto de los terremotos, y sismos en general, es su predicción a corto y a largo plazo escuchando "la voz del subsuelo" - como lo hacen los animales - mediante la creación de un "oído eléctrico", de altísima sensibilidad, que lograra captar y amplificar las señales acústicas provenientes del interior de la tierra.
Es que los animales son capaces de "predecir": los caballos patean y relinchan ante la presencia de un terremoto, los ciervos se acuestan en el suelo y luego se levantan bruscamente, las serpientes abandonan sus nidos aunque estén en pleno invierno y las ratas no piensan dos veces en aparecer por las casas y lugares que habitan, ¡en pleno día!.

Esos son sólo algunos ejemplos, ya que caballos, vacas, perros, gatos, liebres, cerdos, tigres, elefantes, monos, ratas, lagartos, hormigas, palomas, papagayos, gansos, golondrinas, gorriones, codornices y peces, entre muchísimos otros animales, poseen una gran sensibilidad sísmica.

Es algo que no ha sido pasado por alto por los sismólogos, geólogos, biofísicos y biólogos. Muy por el contrario, ellos se han dedicado cada vez más a investigar y determinar los "sutiles" lazos que relacionan los procesos que tienen lugar en el interior de la tierra y los indicios que presienten y detectan los animales... A esto se le ha llamado "Biopronóstico".

Y Beijing, una ciudad sísmica, ha querido utilizar el "recurso animal". Sucede que en esta ciudad se estableció hace pocos días una estación de detección de terremotos en una reserva natural - la Reserva Natural de Beijing del distrito de Daxing (en la que viven más de 10.000 pájaros y animales, en 240 hectáreas de espacio) - en la cual se utilizarán 50 caballos, burros, serpientes, tortugas, ranas, ciervos y pájaros, entre otros animales, como sensores.

Se establecieron siete puntos de observación en el parque, cada uno dirigido por un cuidador del zoológico, quien registrará el comportamiento diario de los animales para el departamento sismográfico.

¿Por qué?... Debido a que expertos locales han manifestado que se pueden observar comportamientos extraños en animales antes de que se produzca un terremoto. Por ejemplo, los animales que están hibernando se despiertan y huyen de sus casas, mientras que los animales acuáticos brincan desde la superficie del agua.

Además, el parque está situado en una fractura de la tierra, por lo que es un lugar ideal para supervisar y detectar terremotos.

Un terremoto de 5,1 grados en la escala de Richter sacudió el distrito de Wen'an en la provincia de Hebei el pasado julio y llegó a sentirse en Beijing y Tianjin. Antes y durante el terremoto los trabajadores de la Reserva Natural de Beijing observaron comportamientos extraños y nerviosismo en los loros.

En general, y según el departamento sismológico, antes de un movimiento sísmico las reacciones anormales pueden observarse entre unos 130 animales de la reserva. Los roedores y las serpientes, por ejemplo, no dejan sus lugares de refugio durante el día, pero cuando está a punto de ocurrir un terremoto se les puede ver huyendo muy rápido. Otros animales, como las jirafas o los hipopótamos, también son muy sensibles a los desastres naturales.

Por eso los sismólogos han asegurado que controlando estos comportamientos se pueden prevenir mejor los terremotos y ayudar así a salvar vidas... y es que el "sexto sentido" de algunos animales es muchísimo más agudo que el de los humanos.

Eso sí: el uso de animales como detectores de terremotos no es algo nuevo en China. En la región autónoma de Guangxi, famosa por su abundancia en serpientes, utilizan a esos reptiles para detectar mejor los sismos.

De hecho, el Buró de Sismología de Nanning, la capital regional, colocó cámaras de video en granjas de serpientes con el fin de controlar sus movimientos las 24 horas del día en busca de comportamientos extraños que pudieran ser señal de futuros sismos.

Animales que predicen

La pregunta es: ¿Pueden los animales anticiparse a las tragedias? Los científicos han pasado siglos buscando una explicación lógica a ciertas manifestaciones animales, como por ejemplo, aquellas que en el año 2005, frente al maremoto del Océano Índico, llamaron muchísimo la atención.

Y es que en el Parque Nacional de Yala, en la castigada costa oeste de Sri Lanka, no se encontró ningún animal muerto... todos lograron ponerse a salvo.

Las aves se congregaron en bandadas y volaron hacia el interior de las llanuras que cubren la mayor parte de los 1.300 kilómetros cuadrados del Parque, los elefantes emprendieron una retirada hacia las montañas, y búfalos y ciervos siguieron los pasos de los paquidermos.

Y claro, nadie se habría imaginado que en ese momento, a pocos kilómetros de allí y bajo las aguas del Índico, se acababa de producir el mayor terremoto registrado en la Tierra desde hacía 40 años.

¿Percibieron los animales el peligro a miles de kilómetros de distancia? ¿Qué señal les llegó para que tuvieran tiempo de ponerse a salvo?...

Vamos por parte. Las investigaciones de geólogos y zoólogos han coincidido en ciertas explicaciones. De acuerdo a lo que plantean, en primer lugar, se producen cambios en el equilibrio eléctrico del aire cuando los movimientos tectónicos liberan cargas eléctricas por la flexión de los minerales.

En segundo lugar, el movimiento y la fractura de la corteza terrestre producen gran cantidad de ruido; ondas sonoras de muy baja intensidad que se adelantan al sismo como aviso de la ruptura.

Animales que presienten el peligro

Los gatos son los primeros en huir ante las vibraciones, ya que poseen un elevado sentido de la vibración.

Las aves migratorias echan a volar si el magnetismo se altera.

Los peces gato saltan y nadan como enloquecidos, ya que perciben las pequeñas corrientes eléctricas que circulan por los sustratos del suelo en el momento previo al terremoto.

Los tiburones se alejan hacia el fondo del mar ante cambios de presión que anteceden a un huracán.

Los perros aúllan antes del sismo. Unas horas antes de que se produzca un sismo se muestran inquietos, empiezan a moverse de forma nerviosa y ladran incansablemente. Después, emprenden la huida definitiva.

Después, hay un afloramiento de gases subterráneos, especialmente de gas radón, que permanece en el subsuelo antes de los grandes terremotos.

En cuarto lugar, cuando el calor generado por la fricción y la ruptura de las rocas alcanza las aguas subterráneas, se genera un vapor que escapa a la atmósfera formando nubes serpentiformes. Por último, la actividad sísmica origina cambios en el magnetismo terrestre.

Todo lo anterior provoca variaciones eléctricas, magnéticas, sonoras, visuales y olfativas. Y todas son perceptibles por los sentidos, siempre y cuando éstas sean lo suficientemente agudas. Pero es ahí justamente donde los animales nos toman ventaja.

De todas estas variaciones, los hombres sólo percibimos las visuales, pero las nubes de los terremotos no siempre se producen y, en caso de que así fuera, habría que saber interpretarlas.

El resto de las señales se nos escapan. El oído humano es sensible a las ondas sonoras entre 1.000 y 4.000 ciclos por segundo (CPS), mientras que los infrasonidos previos a un sismo suelen ser de unos 100 cps.

No obstante, para algunos animales, como los elefantes, estos infrasonidos están dentro de su rango auditivo y son de uso diario.

Además, para los animales también es tarea fácil detectar el olor de los gases emitidos por la corteza terrestre. Mientras nosotros tenemos cinco millones de células nerviosas olfativas, un perro posee unos ¡220 millones!

Y la capacidad de percepción de cada una de ellas es muy superior a las nuestras, tanto, que los científicos estiman que el olfato de un perro ¡es un millón de veces superior al humano!.

Con los cambios en las condiciones electromagnéticas de la superficie pasa exactamente lo mismo. Las aves migratorias se guían por estos campos de energía y, algunas, como las marinas, detectan ínfimos cambios en el magnetismo terrestre.

Y como si esto fuera poco, los sismos generan vibraciones que se trasmiten por el suelo y el agua a miles de kilómetros de distancia. Y ciertos animales las perciben y diferencian, por su frecuencia e intensidad, de las miles de vibraciones diarias.

En resumen: El hombre es sensible a las ondas entre 1.000 y 4.000 ciclos por segundo y los sonidos que provoca la corteza terrestre al fracturarse no alcanzan ese umbral. Respecto del olfato, en el ser humano es un millón de veces menos preciso que en un perro y no nos permite detectar la liberación de gases previos a los sismos.

Esto, combinado a un aparato fonador limitado, impide a los humanos comunicarse a distancia. De hecho, la tecnología ejerce hoy esa función.

Tampoco percibimos los cambios en el magnetismo terrestre que se producen en un sismo porque el cuerpo no puede procesar esas señales. Y por último, no captamos las vibraciones que se trasmiten por el suelo y que los demás animales recogen a través de las patas.


http://www.familia.cl/animales/animales_sensores/sensores2.htm






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