Una réplica en tamaño real de la serpiente más grande del mundo, la Titanoboa, invade hoy con sus más de catorce metros y medio de largo la emblemática estación Grand Central de Nueva York, donde pasajeros y curiosos pueden acercarse a un reptil que vivió en Colombia hace 65 millones de años.
La enorme reproducción se muestra por primera vez en la Gran Manzana para promocionar la exposición que acogerá sobre esta serpiente prehistórica a partir del 30 de marzo el Museo de Historia Natural del Smithsonian de Washington, que también emitirá un documental sobre ella el 1 de abril.
Los pasajeros de la ajetreada estación de trenes neoyorquina, por la que pasan diariamente más de 600.000 personas, se permitían hoy hacer una parada en la sala Vanderbilt, donde habita momentáneamente la réplica de un depredador que podía incluso devorar a un cocodrilo.
De hecho, la detallada reproducción, que viajará de vuelta a Washington esta noche, muestra al reptil tragándose a un cocodrilo, del que tan solo se pueden ver las patas traseras y la cola saliendo de la gigantesca boca de la serpiente.
De hecho, la detallada reproducción, que viajará de vuelta a Washington esta noche, muestra al reptil tragándose a un cocodrilo, del que tan solo se pueden ver las patas traseras y la cola saliendo de la gigantesca boca de la serpiente.
Bautizada "Titanoboa Cerrejonensis" por su tamaño y por la mina de carbón colombiana de Cerrejón donde fue encontrada en 2005, la gigantesca criatura pesaba 1,25 toneladas cuando habitaba la tierra durante el Paleoceno.
Como la dimensión de las serpientes y de otros animales de sangre fría depende de la temperatura de su hábitat, los científicos que analizaron los fósiles de la "Titanoboa" determinaron que hubiera necesitado una temperatura media anual de entre 30 y 34 grados centígrados para sobrevivir. EFE
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