Chita, según explicó, había llegado allí en la década de los 60, como uno de los ejemplares que habían participado en las películas del hombre mono. Pero el animal, llamado en realidad Mike, era en realidad macho y no fue el más conocido de los que coprotagonizaron junto al actor Johnny Weismüller la famosa saga.
De hecho, la presencia de un chimpancé como contrapunto cómico al hombre de la selva fue una creación cinematográfica, ya que no aparece en las novelas de Edgar Rice Burroughs en las que se inspiró la serie.
Mike tampoco fue el primer intérprete del simpático chimpancé, aunque sí uno de los más populares, porque posteriormente se le atribuyó la participación en otros anuncios y películas.
Como premio a su trayectoria, el Festival de Cine de Comedia de Peñíscola le otorgó uno de sus premios 'Calabuch' hace cinco años. Chita, ya achacosa, no acudió a recogerlo, aunque posó en su refugió con el galardón.
Como muchas estrellas del cine, Chita-Mike siempre escondió su edad. La versión oficial apunta a que había llegado a Nueva York, con apenas unos meses, el 9 de abril de 1932, lo que le convertía en el ejemplar más longevo del mundo. Pero las mismas circunstancias se han adjudicado a otras Chitas.
El chimpancé de Tampa habría muerto, por tanto, a los 80 años, tres o cuatro décadas por encima de la esperanza de vida de su especie. No es el único punto oscuro de su vida privada. Tampoco está claro si tuvo o no descendencia, y la confusión con algunos de sus compañeros de papel tampoco ha aclarado el misterio.
Pero todos estos interesados equívocos multiplicaban la leyenda de Chita, que como otros grandes de la pantalla contaba con una biografía y una estrella en el Paseo de la Fama de Palm Springs, donde tiene la sede la Fundación que lleva su nombre y donde aún reside otra de sus hermanas.