domingo, 20 de marzo de 2022
viernes, 18 de marzo de 2022
EL LAMENTO DE LAS ULTIMAS SIRENITAS
Son
unos animales tan singulares que dieron lugar a la leyenda de las sirenas. Los
manatíes, emparentados con los elefantes, son hoy una especie amenazada, pero
hace tiempo eran una especie mitológica. Te contamos el porqué de este singular
mito y cómo llegaron a confundir incluso a Cristóbal Colón.
Cristobal Colón asomó por la amura de estribor y notó que su pulso se aceleraba. Llevaba largos meses de travesía y exploración desde su salida en el puerto de Palos. Había conseguido llegar a Oriente cruzando el Atlántico y, aunque no podía imaginar hasta qué punto, el éxito de su empresa estaba asegurado. Pero aquel aviso le hizo olvidarse de su triunfo por un momento. Estaba a punto de encontrarse, cara a cara, con uno de los prodigios mayores del mundo, unas criaturas de las que hablaban los textos clásicos, unos seres dignos del libro de las maravillas de Marco Polo: las sirenas.
Colón ya había podido observar algunas en las costas de Guinea años atrás. Pero aquellas las vio tan lejos que le costaba no atribuirlo a un espejismo producido por largos días de navegación. Ahora, sus hombres le habían avisado de que las sirenas estaban a unos metros de su nave. Con una ilusión infantil, el almirante se asomó allí donde los marineros se congregaban y se encontró con tres sirenas flotando indolentes en las aguas claras del Caribe. El entusiasmo de Colón se apagó de golpe.
¡Eran espantosas! Según nos relata Bartolomé de las Casas, el almirante «dijo que vio tres sirenas que salieron bien alto de la mar, pero no eran tan hermosas como las pintan, que en RISTÓBAL alguna manera tenían forma de hombre en la cara». ¿Qué fue lo que vio Colón? ¿Qué o quiénes son los responsables de la leyenda de las sirenas? La respuesta la tienen unos animales tan singulares que se les ha incluido en un orden zoológico denominado 'Sirénidos': los manatíes.
Unas moles muy pacíficas
Los manatíes son unos parientes lejanos
de los elefantes que evolucionaron para llevar una vida acuática. Tres especies
nadan en las aguas cálidas del Atlántico: el manatí del Caribe y el del
Amazonas, en aguas americanas; y el manatí de África Occidental, en las costas
desde Senegal hasta Angola y en aguas interiores del río Níger. La forma de
descansar en superficie asomando su cabeza y sus hombros y la singular manera
de abrazar y cuidar a sus crías pudieron ser el origen de que en repetidas
ocasiones y en diferentes partes del mundo se las haya confundido con las
sirenas mitológicas. Otro tanto sucede con el otro miembro del grupo de los
Sirénidos, los dugongos, que viven en las costas del Indo-Pacífico. Aun así,
viéndolos en detalle, cuesta creer que alguien pudiera confundir sus cuerpos
rechonchos, su morro achatado y sus extremidades delanteras, ensanchadas a modo
de aletas, con las bellas sirenas que atrapaban a los marineros con sus
irresistibles cantos para llevarlos a las profundidades del mar. Porque estos
Sirénidos nada tienen que ver con las legendarias sirenas. Y no solo por su
aspecto.
El rasgo que más
confundió a los marinos fue la forma en que los manatíes abrazaban amorosamente
a sus crías
Lejos de la agresividad de las
mortíferas sirenas, los manatíes del Caribe son animales pacíficos a los que
les gusta llevar una vida tranquila pastando vegetación subacuática en aguas
templadas. A pesar de su tamaño y su aspecto, no tienen grandes capas de grasa
y necesitan que la temperatura del agua sea alta. Los adultos superan los 3
metros de longitud y pueden llegar a pesar 1600 kilos, pero, a diferencia de la
mayor parte de los mamíferos marinos, si la temperatura del agua baja de 20
grados centígrados mueren.
Las madres cariñosas
El rasgo que más confundió a los
antiguos marinos no fueron los cuerpos y cabezas que asomaban sobre la
superficie del mar, sino la forma en que los manatíes sujetaban a sus hijos
abrazándolos amorosamente. Las hembras no se aparean hasta pasado su quinto año
–algunas hasta su décimo– y solo tienen una cría cada dos o tres años. Esta
bajísima tasa de reproducción obliga a las madres a ser extremadamente
cuidadosas con sus hijos. Los pequeños se alimentan de la leche materna durante
dos años y gracias a su rico contenido en proteínas y grasas, superior al de
cualquier leche vacuna, consiguen salir adelante. Este constante cuidado y las
frecuentes muestras de cariño que la madre ofrece a su cría convirtió a los
manatíes en animales totémicos para diferentes culturas de la tierra. Para unos
se transformaron en sirenas. Para otros, como los mayas, en espíritus de
la maternidad. De una forma involuntaria, los manatíes no pasaron inadvertidos
para los distintos grupos humanos que los encontraron. Y esto les supuso graves
problemas.
Un amuleto para todo
Todos los pueblos que se toparon con
los manatíes los cazaron, se los comieron y utilizaron, de una u otra forma,
diferentes partes de su cuerpo con distintos fines. El halo espiritual o
mitológico no salvó a estas sirenas reales. Los waraucos del Orinoco los
relacionaban con las estrellas y llamaban a la Vía Láctea «el camino del
manatí», pero los mataban para extraerles los huesos del oído interno, al
considerarlos un potentísimo amuleto, y moler el resto de los huesos como
medicina para la artritis y otras enfermedades. Los sianoas del Amazonas los
consideraban un dios vengativo, pero aun así utilizaban su grasa como remedio
para el reuma y otros dolores. Otros indígenas amazónicos utilizaban su piel
para hacer látigos o, hervida y mezclado el caldo resultante con ron, como
remedio contra el asma y cataplasma para cortes y heridas. Los mayas los
cazaron igualmente, a pesar de su papel totémico, para deleitarse con su carne.
Y los diferentes pueblos de la costa oeste de África los temieron y adoraron
como sirenas mientras los cazaban, los comían, utilizaban su pene y testículos
como medicina contra la impotencia e incluso los disecaban para vendérselos
como sirenas reales a los ignorantes hombres blancos que empezaron a llegar con
asiduidad a sus costas.
Splash en versión macabra. La sirena falsa más famosa de todos los tiempos apareció en escena en 1842 cuando el doctor J. Griffin avisó de que llegaba a Nueva York desde Fiyi el cuerpo de una auténtica sirena. Expuesto en el Museo Americano del Dr. Barnum, un famoso empresario del espectáculo, la sirena creó gran polémica por su espantoso aspecto. El engendro había sido comprado a un pescador japonés por seis mil dólares, una fortuna en la época.
Como resultado, las tres especies de
manatíes están amenazadas y aparecen como vulnerables en la Lista roja de
especies amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la
Naturaleza. Y es que nuestra sociedad tampoco los ha tratado mejor. Todos los
años, cientos de manatíes mueren ahogados en redes de pesca, atropellados por
lanchas de motor, cazados o envenenados por el creciente deterioro de las
aguas. Parece que en la historia de las sirenas del mundo real ellos no son,
precisamente, los malos y peligrosos de la historia.
Los manatíes comen entre seis y ocho
horas al día y su vida es tan lenta y tranquila que infinidad de parásitos y
algas se anclan a los pelos que tienen a lo largo del cuerpo. Percebes,
pequeños crustáceos y algas van cambiando el color grisáceo de su piel hasta
vestirlos con lo que parece un traje de camuflaje.
LA
PENÚLTIMA SIRENA
En 2012, Discovery Channel realizó
Sirenas: el cuerpo encontrado, un extraordinario falso documental sobre
sirenas. Con un realismo asombroso y testimonios de científicos, el documental
presentaba evidencias de la existencia real de sirenas. Aunque luego se
reconocía la falsedad, las sirenas volvieron a ponerse de moda y decenas de
avistamientos, grabaciones y fotografías inundaron Internet. Casi todas eran
falsificaciones baratas y fáciles de detectar. Pero entonces aparecieron las
fotos de una 'auténtica' sirena muerta en una playa de Veracruz, en México. Los
detalles de aquella anatomía revolucionaron las redes sociales. ¡Allí había una
sirena real! Y en cierto modo lo era. Aprovechando las magníficas sirenas
creadas por Joel Harlow para la cuarta entrega de Piratas del Caribe, sus
autores realizaron las fotos y las colgaron en la web. Una forma original y
barata de hacer publicidad. ABC
martes, 15 de marzo de 2022
PUDÚ ALBINO
El avistamiento de un pudú albino fue reportado en los últimos días en los campos de Chiloé, región de Los Lagos, lo que llamó la atención debido a su falta de pigmentación en comparación a otras ejemplares de su especie.
Un nuevo avistamiento de un ejemplar de un pudú albino se detectó durante los últimos días en los campos de Chiloé.
La presencia de este ejemplar ha llamado la atención, debido a su particularidad que representa la falta de pigmentación a diferencia de sus pares de la misma especie.
El médico veterinario y director de la ONG Chiloé Silvestre, Javier Cabello, mencionó que es poco común el albinismo en este tipo de cérvidos.
El pudú como especie -entre ellos lo del tipo albino- se encuentra en peligro de extinción, el cual, sin embargo, es posible observar en predios rurales y en la orilla de la carretera entre Ancud y Quellón la isla de Chiloé.
La entidad de Chiloé Silvestre a través de su Centro de Conservación de la Biodiversidad ha recibido ejemplares heridos por atropellos y el ataque de perros domésticos.
Créditos: Captura de video
Publicado por Manuel Cabrera
La información es de Luis Contreras
martes, 8 de marzo de 2022
TIBURON VARADO EN COBQUECURA DA A LUZ ...
Consuelo Antezana es una geóloga que
vive hace dos años en Cobquecura donde practica surf. Este fin de semana en las
playas de Ñuble, su hábitat, vivió una experiencia única: salvó a una tiburón
hembra de aguas profundas que varó en la costa de Colmuyao y que se encontraba
en trabajo de parto. Durante el fenomenal rescate, que fue guiado
telefónicamente por el director regional del Servicio Nacional de Pesca, logró
que ocho de sus crías se salvaran. “No alcancé a sentir miedo, más bien
adrenalina para proceder de la mejor manera”, asegura sobre el desvaramiento.
Salvando un tiburón de 4 metros y
sus crías.
La noticia la dio a conocer Chungungo,
la mascota y vocera virtual del Servicio Nacional
de Pesca en sus redes sociales el pasado lunes.
“Un grupo de personas que estaba en
la playa le avisó a mis colegas de Ñuble que el tiburón hembra estaba vivo, y
no solo eso: estaba en pleno trabajo de parto!!!! Si señores y señoras, estaba
a punto de traer sus bendiciones al mundo”, fue uno de los mensajes publicado.
Lo cierto es que algunos de los
vecinos alertados por la presencia de un tiburón y pequeños tiburones a su
alrededor en la costa decidieron llamar al Sernapesca que se ubica en Chillán.
El viaje de más de 100 kilómetros que separa a ambos puntos, hacía imposible
que los funcionarios pudieran llegar a tiempo, por lo mismo René
Vega, director regional (s) de Sernapesca Ñuble, no dudó
en llamar a Consuelo, con quien trabajó codo a codo en el rescate de
lobos marinos.
“Ella vive más o menos cerca, le
pregunté si podía llegar porque nosotros de Chillán allá nos íbamos a demorar
dos horas. No íbamos a alcanzar a hacer un rescate exitoso. Ella fue
nuestro contacto en el lugar, llegó en 15 minutos y comenzó con las
maniobras. Al principio intentaron mover el tiburón con personas a su
lado, pero eso fue muy difícil porque el tiburón era muy laxo. Además
no era aconsejable maniobrarlo cerca de la boca”, comenta hoy René Vega.
Consuelo, quien llegó a la zona junto
a su pareja y un amigo, luego de algunos intentos por desplazar al animal de
4,5 metros, recibió la guía con respecto a la devolución de las crías. Teléfono
en mano atendió la instrucción de René llevar a cada uno de los tiburones
recién nacidos mar adentro.
“Sabiendo con que nos encontramos,
llame a René, con el cual habíamos estado en contacto durante todo este
tiempo y por el cual llegue al tiburón, para que me diera instrucciones a
seguir. Ahí corroboramos era una excelente idea ingresar a las crías de
inmediato y que deberíamos proseguir a ingresar al tiburón”, recuerda Consuelo.
Aquella decisión es comentada hoy
también por René Vega: “Los tiburones generalmente ponen huevos, pero esta
especie tiene los huevos dentro de ella y eclosionan en su interior. Estos
animales al nacer son de vida libre inmediata: no requieren de cuidado
parental, entonces lo mejor que podían hacer era tirarlos al agua.”, comenta.
De un total de 11 tiburones nacidos,
Consuelo junto a los vecinos, lograron rescatar a 8 de ellos. Luego del
rescate, vino lo más difícil intentar salvar a la madre.
Un tiburón dinosaurio
En un video registrado por Consuelo y
su grupo, se ve el rostro de la mamá tiburón. La imagen impacta, se
logran ver sus branquias, sus afilados dientes y una mirada que denota que la
vida se le está yendo.
Son precisamente sus características
la que convierten al tiburón Fume o Hexanchus griseus, en una especie
importante en la cadena evolutiva.
A pesar de su apariencia moribunda,
la tiburón varada en Cobquecura continuó aferrándose a la vida. Parte de las
personas a su alrededor intentaron mojarla con un balde. Sin embargo, René
Vega, comenta que para que los tiburones puedan oxigenar necesitan estar en
movimiento. “A través de los videos nos dimos cuenta de que estaba viva, pero
los tiburones cuando nadan oxigenan sus hagallas, sin nadar se comienzan a
ahogar”, sostiene.
Regresar a la madre a su entorno
natural resultó complejo por sus dimensiones y también por el peligro que
suponía acercarse a su mandíbula. Pese a ello, Consuelo recuerda
que eso poco le importó al grupo. Asegura que durante el rescate: “No
alcance a sentir miedo, más bien adrenalina y atención a proceder de la mejor
manera”.
Durante el rescate, fue la propia
naturaleza que contribuyó en el retorno de la tiburón al mar. La marea comenzó
a subir, lo que permitió a Consuelo y sus cercanos a reincorporar al animal al
océano. Así lo recuerda.
“Gracias a mi pareja Joaquín y un
amigo Feña, que lograron ingresar, sujetando al tiburón contra el oleaje a cierta
profundidad. (Ella) fue capaz de dirigirse mar adentro. Vimos un par de
movimientos de su cola tras un par de olas y luego desapareció. El oleaje
estaba grande por lo que asumimos que sobrevivió, de contrario hubiese varado
con facilidad”, asegura Consuelo quien vio a la tiburón madre perderse libre y
vital en el océano del Ñuble. Un momento único e irrepetible.
“Estaba maravillada de ver a un
animal tan majestuoso y sobre eso, dando a luz. Hacer lo posible por salvar al
tiburón y las crías era lo que había que hacer, después del hecho pude pensar
en lo increíble que fue”, reflexiona tras el rescate.
“El peje humo es un tiburón bastante particular en términos evolutivos, esto porque tiene seis branquias y eso es bastante singular. Se le considera evolutivamente antiguo, porque la mayoría de los tiburones más recientes tienen 5 branquias. Casi como un tiburón dinosaurio”, explica. Según explica René Vega, este tipo de tiburón además habita mar adentro en toda la costa chilena. Según el experto de Sernapesca su temperamento es dócil con las personas salvo que lo molesten o ataquen. Vega añade que es extraño ver a este tipo de animal cerca de las costas, que su estado es de”casi amenazado”, es decir que está categorizado en riesgo menor, “pero en riesgo de todas maneras”.
Más información y video en:
https://www.theclinic.cl/2022/03/08/la-geologa-que-rescato-a-una-tiburon-de-4-5-metros-varada-y-a-ocho-de-sus-crias-estaba-maravillada-de-ver-a-un-animal-tan-majestuoso/
lunes, 7 de marzo de 2022
SOBRE "SIRENA" MOMIFICADA - LEYENDA JAPONESA, FREAK ....
Los investigadores buscan a quién se anime a probar su carne y comprobar
una antigua leyenda; tiene aspecto humano, dientes y dedos; para algunos, el
descubrimiento simboliza un mal presagio
Un
descubrimiento en Japón conmocionó a parte de la sociedad, luego de que un grupo de científicos buscara
poner a prueba uno de sus más antiguos mitos. Aseguran que se trata de
una sirena momificada, que fue atrapada en el Océano Pacífico
frente a la isla nipona de Shikoku hace más de tres siglos y que ahora se
encuentra en el templo de Enjuin en la ciudad de Asakuchi. “Estos especímenes tienen una leyenda de inmortalidad”,
comentó Hiroshi Kinoshita, el impulsor del proyecto al New York Post.
Se trató de una criatura de poco más de 30 centímetros de largo y que el experto refiere que los pescadores atraparon en el mar entre 1736 y 1741. Existe un mito japonés que cuenta que aquel que pruebe su carne vivirá para siempre. Ante esto, los investigadores están en la búsqueda de alguien que se anime a hacerlo y así revelar, si la leyenda es cierta.
Hiroshi
Kinoshita, líder del proyecto y miembro de la
Sociedad Folclórica de Okayama, comentó que la extraña criatura podría tener un
significado religioso dada su relación con la inmortalidad: “Se dice que si comes la carne de una sirena, nunca morirás”.
Asimismo, expresó que existe una leyenda en muchas partes de Japón que relata
el caso de una mujer que comió por accidente la carne de un ejemplar de ese
mítico personaje y vivió 800 años.
Hiroshi
Kinoshita de la Sociedad Folclórica de Okayama cree que la criatura puede tener
un significado religioso (Crédito: New York Post)
De
esta manera, investigadores de la Universidad de Ciencias y
Artes de Kurashiki tomaron el espécimen para analizarlo a
fondo. A primera vista, la apariencia fue un tanto inquietante, ya que parecía
un humano mezclado con un pez, tenía dientes puntiagudos y también dedos en las
manos.
El
misterio de esta sirena es mucho más antiguo que la fecha en la que estiman que
se encontró. Se remonta a principios del siglo XVII, y
se cree que nació en el período Edo, una era de la historia japonesa
que se extiende desde 1603 hasta 1867. “La leyenda de las sirenas
permanece en Europa, China y Japón en todo el mundo. Por lo tanto,
puedo imaginar que la gente en ese momento también estaba muy interesada en
eso”, manifestó el experto.
Por
otra parte, y según refiere el medio estadounidense, Kinoshita comentó que el
hallazgo nuevamente de este animal podría tener otro significado. “En la era del Covid-19, una sirena también podría ser un
presagio siniestro, sugiere el folclore”, comentó el experto y
reseñó que una antigua carta histórica que data de 1903 relató que “se encontró
al espécimen en una red de captura de peces en el mar frente a la prefectura de
Kochi”.
En
aquel momento, los pescadores que la atraparon no sabían lo que se trataba,
pero la llevaron a Osaka y la vendieron como un pez inusual. Allí sus antepasados lo compraron y lo guardaron como un tesoro familiar.
“Por supuesto, no creo que sea una sirena real”, expresó Kinoshita, pero aseguró que el ejemplar estaba hecho de animales vivos y que les gustaría identificarlos mediante tomografías computarizadas o pruebas de ADN.
LA NACION (05.03.2022)