“BIG-FOOT” PIE GRANDE
Hace algún tiempo se afirmaba en la red que en el noroeste de los Estados Unidos se había capturado un bigfoot, pie grande en español, pero muerto; prometiéndose una rueda de prensa y mostrando dos fotografías de la criatura. Al final todo resultó ser un bulo falso, a pesar de la publicidad desplegada.
Estamos ante una criatura de leyenda, cuya existencia no se ha podido demostrar, tal como ocurre con el monstruo del lago Ness en Escocia o el yeti o el sasquatch.
La mayoría de los científicos piensan que las pruebas existentes no son lo suficientemente convincentes y generalmente las consideran como el resultado de mitología, folclore o identificación errónea. Muchos profesionales y académicos afirman que los estudios adicionales son una pérdida de tiempo, pero otros piensan que la evidencia actual puede ser escasa y que ha de evaluarse objetivamente a medida que se vaya presentando. Otros, incluyendo una subcultura activa, compuesta generalmente por aficionados, continúan investigando y consideran la existencia del sasquatch como descendiente del Gigantopithecus.
Los testigos afirman que estamos ante una criatura solitaria, siniestra, bípeda, de más de dos metros de altura y que deja una huella de unos 45 centímetros de longitud con cinco dedos y un músculo doble. Por lo general se observa de noche y rara vez acompañado, siendo más visto el macho que la hembra. También se piensa que es omnívoro; siendo principalmente vegetariano y se puede discutir si es o no un carnívoro ocasional.
Podemos describirlo como de amplios hombros y estructura robusta, con cabeza pequeña y puntiaguda. Algunos testigos afirman haber visto una cresta en la parte superior del cráneo y su cuerpo cubierto de una fina capa de pelo. De noche sus ojos parecen rojizos, lo que puede significar que estamos ante una criatura de hábitos nocturnos.
Big foot se ha convertido en un autentico fenómeno cultural y económico en el noroeste de los Estados Unidos. Existen reuniones anuales para tratar el asunto y un festival denominado “deslumbramiento anual de sasquatch” en Harrison Hot Spring (Columbia Británica).
Es habitual por muchas personas confundir a bigfoot con el yeti, a pesar de ser dos seres totalmente distintos aunque emparentados por el mismo folclore o mitología. Pie Grande, tal como acabamos de afirmar anteriormente, se encuentra localizado en el noroeste de los Estados Unidos.
El yeti es un personaje de la mitología del Tíbet y Nepal. Lo describen como un simio grande, bípedo y emparentado con pie grande. Vive en zonas boscosas y aisladas de la cordillera del Himalaya; y al igual que su compañero americano es muy difícil de ver. Hay quien lo considera pariente lejano del orangután y descendiente del ramapithecus, que habitaba en esa cordillera hace miles de año.
Algunos afirman que tanto el ser americano como el asiático pueden estar emparentados, y que el primero llegó a América a través del Estrecho de Bering durante la última glaciación al igual que los primitivos habitantes de ese continente y muchas especies animales.
Existe una versión soviética del yeti, de nombre chuchuma y que habitaría en la profunda Siberia helada. Se afirma que este último ser pudiera ser un sobreviviente de los aborígenes paleoasiaticos que buscaron refugio entre los ríos Yama e Indigirka.
Junto a estos dos seres terrestres hay otro acuático, conocido cariñosamente como “nessie” que forman el mayor misterio de la criptozoologia. Habita en el lago Ness, un profundo lago de agua dulce localizado en Escocia; existiendo evidencias de su existencia desde hace unos 1.500 años.
La referencia más antigua procede de un “relato de vida de San Columba” (07-12-521 a 09-06-597), donde se afirma que en el año 565 San Columba salvó a alguien que estaba siendo atacado por un monstruo en el río Ness. Otras fuentes afirman lo contrario, y que en realidad este santo mató un monstruo armado solo con su voz.
La primera referencia moderna corresponde al año 1.868 y después nos tenemos que remontar hasta 1.930. En ese año existe una noticia publicada por el periódico The Northem Cronicle, titulada “una extraña experiencia en el Lago Ness”.
La primera fotografía fue tomada por el cirujano R. K. Wilson el 19 de abril de 1.934. Años después, el 12 de marzo de 1.994 Marmaduke Wetherel afirmó que esa imagen era falta y que se había utilizado el nombre de Wilson para dar más realidad al asunto.
Las descripciones modernas asemejan a este ser con los desparecidos plesiosauros, criaturas acuáticas prehistóricas; aunque tanto científicos como aficionados descartan esta teoría. Y lo hacen principalmente en base a estas tres afirmaciones, aunque existen algunas más. La primera es que se necesitaría una familia como mínimo para poder perpetuar en el tiempo la especie. Estos seres, a pesar de ser acuáticos, necesitan salir a la superficie para respirar; lo que haría mayor el número de avistamientos de los que son en realidad.
La segunda afirma que la biomasa del lago es insuficiente para mantener a un grupo de estos animales, aunque se trate de una pequeña colonia. Para finalizar, el lago se origino como resultado de una glaciación geológica reciente, permaneciendo en estado sólido durante la era de hielo.
De estas afirmaciones podemos extraer, sin entrar en discusiones, una conclusión: se pueden aplicar a cualquier tipo de monstruo; y por tanto, estamos ante una leyenda más que otra cosa.
De los tres seres descritos aquí, sin ninguna duda el más documentado es este último. Quizás por ser una leyenda europea, a pesar de podérsele aplicar todo lo dicho para los otros dos y merecer algunas horas de emisión en canales temáticos de televisión.
Podemos encontrar a otros monstruos bípedos en Camboya, Laos, Vietnam, etc. Incluso se ha llegado a afirmar que soldados americanos han abatido a tiros a varios de estos seres durante su intervención en el conflicto armado de Vietnam, sacando del país sus cadáveres con la ayuda de helicópteros.
A lo largo de la historia del ser humano este ha tenido la necesidad de rodearse de monstruos y leyendas. Desde que el hombre es hombre existen relatos de gigantes, cíclopes y dragones, entre otros, tanto en la mitología occidental como oriental. ¿Es algo necesario para la existencia de la raza humana? ¿Son los seres aquí descritos las versiones modernas de esos monstruos?
En nuestra querida tierra, de la cual somos simples arrendatarios, todos los días desaparece alguna especie o los científicos descubren alguna nueva, tanto en el reino vegetal como animal. Algunas, por no decir todas, desaparecen por la intervención del ser humano. ¿Seremos tomados por monstruos mitológicos cuando nuestra raza deje de habitar el planeta?
Quizás no muy pronto se pueda afirmar que alguna de esas criaturas que habitan en parajes remotos y aislados es en realidad una especie nueva que nada tiene que ver con lo que se afirma hasta ahora.
Soñar puede ser bonito. Soñemos mientras tanto que en algún lugar existe un antepasado nuestro vivo y que lo conoceremos.
3 febrero, 2012, En Cultura, Por Ángel Carretero