jueves, 18 de junio de 2020

EL MISTERIO DETRÁS DEL HUEVO GIGANTE ENCONTRADO EN LA ANTÁRTIDA


¿ERA DE DINOSAURIO?
Nuevas investigaciones apoyan la idea de que, en contra de lo creído tradicionalmente, los huevos de algunas especies de dinosaurios tenían una cáscara blanda


En el imaginario colectivo los huevos de dinosaurio tienen una forma enorme, con una capa dura de la que según nos han mostrado las películas, surgían los dinosaurios. Y a pesar de que esas imágenes formen parte de la ciencia ficción, la mayoría de las teorías científicas apoyaban esta idea. Sin embargo, dos nuevos estudio publicado en « Nature» vienen a remover esos cimientos que todos dábamos por sentados. ¿Y si el primer huevo de dinosaurio en realidad fue una especie de masa blanda? ¿Y si no todas las especies emergían de una cáscara dura? Esto es lo que señalan científicos del Museo Americano de Historia Natural (EE. UU.) y los restos de un extraño fósil hallado en la Antártida en 2011 cuyo origen ha estado envuelto en el misterio durante años.

Aves, reptiles y mamíferos tenemos en común que nuestros primeros momentos de vida estuvimos protegidos por una membrana interna, llamada amnios, que entre otras cosas evitó que nos secáramos en nuestra etapa embrionaria, además de crearnos un cómodo «colchón» de líquido en el que pasar nuestros primeros momentos de vida. Pero esta «capa» es diferente para unos y otros: mientras que los mamíferos la guardan en su interior, otros la expulsan, en forma de huevo. Y entre estos últimos, hay de dos tipos: los amniotas con cáscara blanda, como los lagartos o las tortugas; y los que ponen huevos con cáscara dura, como las aves. Estas dos variaciones representan dos caminos evolutivos distintos.

«La evolución de los huevos calcificados -con cáscara dura-, que ofrecen una mayor protección contra el estrés ambiental, representa un hito en la historia de los amniotes, ya que probablemente contribuyó al éxito reproductivo y, por lo tanto, a la propagación y diversificación de este clado», escriben los investigadores, quienes señalan que ese fue posiblemente uno de los factores de la supervivencia en la extinción del Cretácico (hace 66 millones de años) y que la mayor parte de los ovíparos actuales presenten huevos con cáscara dura. Pero los huevos «blandos» existen, si bien hay un vacío en su estudio histórico debido a su rareza dentro de los fósiles, «lo que dificulta el estudio de la transición de cáscaras blandas a duras», indican.

Al principio fueron blandos
A pesar de que en la actualidad es mucho más sencillo encontrar especies de huevos con cáscaras duras que blandas, estudios previos muestran que las primeras ambiotas y los tetrápodos ponían huevos del último tipo. De hecho, algunas teorías indican que los pterosaurios, grupo «hermano» de los dinosaurios y los primeros vertebrados en conquistar el cielo, tenían esta característica. Sin embargo, los restos de huevos de dinosaurio hallados en yacimientos como el de Djadoktha o Tugrugeen Shireh (ambos en Mongolia) hacían pensar que todas las crías de dinosaurio nacían rompiendo una dura cáscara.

Pero los investigadores del estudio afirman que estos fósiles no son representativos de todas las especies. «Hasta ahora, solo se han descubierto hadrosauridos, algunas cáscaras de huevo de sauropodomorfo y tetanurano; la escasez del registro fósil y la falta de tipos intermedios de cáscaras de huevo desafían los esfuerzos para homologar las estructuras de cáscara en todos los dinosaurios», escriben. Es decir, aunque hay restos de huevos de dinosaurio, estas se limitan a especies muy concretas que es posible que no representen a toda la familia.

Por ello, Mark Norell, autor principal del estudio, junto con sus colegas del Museo Americano de Historia Natural analizaron desde diferentes perspectivas huevos fósiles con embriones pertenecientes a dos especies de dinosaurios: Protoceratops y Mussaurus. Gracias a diferentes análisis y reconstrucciones, pudieron ver que sus huevos estaban divididos en estratos que se asemejaban más a huevos blandos, como los de las tortugas. «Mediante una reconstrucción en estado ancestral de composición y ultraestructura, comparamos las cáscaras de huevo de Protoceratops y Mussaurus con las de otros diápsidos, revelando que el primer huevo de dinosaurio fue de cáscara blanda», afirman en el estudio.

Además, la investigación apunta a que los huevos de cáscara dura evolucionaron independientemente al menos tres veces en los dinosaurios, y probablemente se desarrollaron a partir de una variedad de tipos ancestrales de cáscara blanda. Es decir, que primero fueron los huevos «blandos» y, a partir de ellos, evolucionaron en lo que hoy todos conocemos. En cuanto a su forma de incubación, los expertos señalan que, seguramente, los huevos eran enterrados en el suelo húmedo o en arena, donde se incubaron con el calor del material vegetal en descomposición, al igual que ocurre con los reptiles actuales.

El huevo de la Antártida: ¿la prueba de los huevos de cáscara blanda?
En 2011, científicos chilenos descubrieron un fósil muy raro en la Antártida, parecido un balón de fútbol desinflado. Durante casi una década, el espécimen permaneció sin etiquetar y sin estudiar en las colecciones del Museo Nacional de Historia Natural de Chile, y los científicos lo identificaron solo por su apodo inspirado en la película de ciencia ficción: «The Thing» («La cosa»). Ahora, un nuevo estudio dirigido por investigadores de la Universidad de Texas y que también se publica en « Nature» han descubierto que estos restos son un huevo gigante de cáscara blanda de hace aproximadamente 66 millones de años. Con una medida de más de 28 centímetros de largo por 18 de ancho, y un peso de más de 6,5 kilos, se trata del huevo de cáscara blanda más grande jamás descubierto y el segundo huevo más grande de cualquier animal conocido.

La teoría del equipo es que posiblemente fue puesto por un réptil marino gigante extinto, como un mososaurio, si bien lo que se sabía de estas criaturas es que no ponían huevos. «Es de un animal del tamaño de un dinosaurio grande, pero es completamente diferente a un huevo de dinosaurio», afirma Lucas Legendre, investigador postdoctoral en la Jackson School of Geosciences de UT Austin. «Es muy similar a los huevos de lagartos y serpientes -coincidiendo con los restos de Protoceratops y Mussaurus-, pero es de un pariente verdaderamente gigante de estos animales».

«Gracias a este hallazgo ahora sabemos que existen huevos de cáscara blanda de este tamaño. La masa límite de estos es de 700 gramos, entonces el 'Antarcticoolithus bradyi' viene a romper el esquema con sus 6,5 kilos, comparables a la masa del gran huevo del "ave elefante" de Madagascar y a los mayores huevos de los dinosaurios no aviares», explica a EFE el paleontólogo David Rubilar.

Es por todos estos datos, que algunos expertos, y a la luz del estudio del Museo Americano de Historia Natural publicado en el mismo número de «Nature» proponene que, en realidad, sí que pudo ser un huevo de dinosaurio, lo que apoyaría aún más la nueva teoría de que algunos de estos colosos ponían huevos con cáscara blanda. El misterio, entonces, continúa.

Imágenes:
Arriba: Fósil de huevo blando de Mussaurus - Museo Americano de Historia Natural

Al final: Interpretación de un artista de un bebé mosasaurio naciendo de un huevo en el mar Antártico. La madre es visible en el fondo