Los cocodrilos avisaron de los dos últimos terremotos en Taiwán
Los cocodrilos de los criaderos taiwaneses alertaron de la inminencia de los dos últimos grandes terremotos ocurridos en Taiwán, algo que aún no han logrado los avanzados equipos tecnológicos de la cibernética isla.
El domingo pasado, momentos antes de que se produjera un seísmo de 6,8 grados de magnitud en la escala abierta de Richter, que causó cinco muertos y 272 heridos, alrededor de un millar de cocodrilos de la Granja Educativa Rey Mundial de la Serpientes, en la histórica ciudad de Tainan, comenzaron a gritar de un modo inusual que asustó a muchas de las personas que visitaban el lugar.
"Nunca los había oído de ese modo, ni siquiera cuando están hambrientos. La verdad es que me asustaron un poco", dijo su cuidador. "Fue tan estruendoso como el sonido de cien motores de camiones pesados en marcha", describió uno de los turistas que presenciaron el aviso de los emidosaurios.
Según un veterinario residente en la zona, esos animales siempre se muestran inquietos antes de los terremotos, y "cuanto más fuerte es el temblor más violenta es su reacción y cuanto más cercano está el epicentro más pronto manifiestan su nerviosismo". El mismo experto añadió que, una semana antes del devastador terremoto del 21 de septiembre de 1999, los reptiles dieron numerosas muestras de inquietud y gritaron a coro durante varios días seguidos para explotar en un estruendo de chillidos pocas horas antes del fatal seísmo.
En aquella ocasión fue un sismo de 7,3 grados de magnitud en la escala abierta de Richter que dejó un saldo de 2.400 muertos y una estela de destrucción y escombros, y heridas profundas en el rostro del paisaje del centro montañoso de la isla.
Por su parte, los expertos reconocen la dificultad para establecer un sistema técnico de prevención con la capacidad de los reptiles para avisar de los cambios meteorológicos.
"Los reptiles y algunos mamíferos tienen una especial sensibilidad a los cambios en el medio ambiente y pueden experimentar sonidos y señales invisibles para los seres humanos", indicó el doctor Luis Chiang, que ha realizado numerosos experimentos con animales y plantas en CHINA y Taiwán.
Chiang admitió que, no obstante, la comunidad científica aún no es capaz de canalizar científicamente ese sexto sentido que poseen los animales para detectar la furia de la naturaleza.
"En todo el mundo se realizan experimentos para medir la inteligencia animal y también su aprendizaje y reacciones, pero aún no hemos logrado convertir en una máquina de predicciones a los animales", añadió Chiang. Además, otra dificultad radica en el escaso tiempo transcurrido entre la alerta animal y los terremotos.
En el caso de Tainan, a 250 kilómetros al sur de Taipei, la alarma se produjo dieciocho minutos antes del seísmo, cuando los cocodrilos comenzaron a gritar y a apiñarse unos encima de otros.
"No es mucho tiempo, pero si organizamos un sistema rápido de alerta, este nuevo radar animal de terremotos puede salvar muchas vidas, aunque me temo que por falta de pruebas científicas no se haga nada", dice el meteorólogo local Chang Wei-bo.
Así las cosas, los expertos taiwaneses no se hacen demasiadas ilusiones sobre la posibilidad de utilizar la sabiduría animal para mitigar los daños causados por los movimientos sísmicos.
Miembros del Centro Meteorológico Central de Taiwán aseguraron hoy que es casi imposible predecir con exactitud los terremotos que sacuden cada tres o cuatro años a la isla y dejan un rastro imborrable de muertes, desolación, pérdidas materiales y una inmensa impotencia humana ante la fuerza de la naturaleza. Publicado por lest at el 02 de Abril 2002 a las 06:12 PM
Animales avisan de los terremotos
Sobrevivientes de otros incidentes dicen que hubo signos premonitorios
Para los supervivientes del violento sismo de Tangshan en 1976, cerca de Pekín, se habrían podido evitar muertes en el temblor que sacudió la provincia china de Sichuán el 12 de mayo pasado, si se hubiese prestado más atención al extraño comportamiento de los animales.
El terremoto que estremeció hace más de 30 años el norte de China había reunido varios signos premonitorios, aseguran hoy en día quienes sobrevivieron a la catástrofe. Los perros ladraron salvajemente durante horas antes de que el sismo golpeara la región, recuerda Fu Wenran, cuya esposa falleció junto a unas 240 mil personas el 28 de julio de 1976.
Los ratones y las serpientes se revolvieron agitados, saliendo de sus escondrijos, como locos. Los caballos y las vacas empezaron a dar coces contra las paredes de sus establos. “Los animales trataban de decirnos algo. Si lo hubiésemos sabido, no hubiera muerto tanta gente”, lamenta Fu.
Para él, así como para muchos supervivientes del sismo de Tangshan, también se tendría que haber escuchado a los animales antes de que se produjera el temblor de Sichuán, en el suroeste del país, que dejó miles de muertos y desaparecidos.
Varios días antes, centenares de miles de sapos huyeron de la ciudad de Mianyang, cerca del epicentro. Hoy, muchos ven en este éxodo una señal premonitoria, según se refleja en los blogs de internet.
Aunque es difícil vincular con certeza ambos fenómenos, los científicos admiten que los animales, sensibles a las ondas, pueden presentir la inminencia de este tipo de catástrofes.
“Hay estímulos físicos y químicos que emanan de la tierra antes de un terremoto y probablemente son sentidos por los animales”, explica George Pararas-Carayannis, químico y oceanógrafo, presidente de la Tsunami Society, basada en Honolulu.
“Al fin y al cabo, el estudio del comportamiento de los animales podría servir para desarrollar mejores instrumentos de detección para predicciones a corto plazo”, estima este experto.
Los científicos pueden detectar signos que elevan los riesgos de que un terremoto ocurra, como las presiones sísmicas, las inclinaciones del suelo o las modificaciones de los campos magnéticos. Pero hasta ahora, estas técnicas no han permitido prever con exactitud un fenómeno de estas características.
En los años 60, un equipo de expertos llegó a China para efectuar un estudio sobre la posible relación entre los comportamientos animales y los temblores. En 1975, predijo con una extraña precisión un sismo de magnitud 7.3 en Liaoning, una provincia en el noreste de China.
Pero la bibliografía sobre el asunto sigue siendo insuficiente para conceder una cierta confianza a los animales, estima Huang Zhujian, el ex responsable de ese equipo.
“Sabemos que los animales pueden sentir la llegada de un sismo, pero esto sólo puede ser un indicio suplementario. Continuamos dependiendo principalmente de los metódos geológicos”, pese a su incapacidad de poder detectar estos fenómenos con antelación, admite. AFP y AP
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Perro siente el Terremoto en California Earhtquake
9 Enero 2010 (Magnitud 6.5º Ritcher)