lunes, 27 de mayo de 2013

SOBRE EL MONSTRUO DEL LAGO CHAMPLAIN



¿UN PLESIOSAURO O UN PEZ AGUJA?

Era una tarde calurosa de verano y Anthony y Sandra Masi no tuvieron mejor idea que salir de paseo  con sus hijos al lago Champlain. Llegaron por la tarde a una región del Brazo Noreste del lago, cerca d ela ciudad de St. Albans. Las bromas sobre el monstruo fueron inevitables, hasta que Sandra vio un cuello emerger del agua. Estaba a unos 50 metros de la orilla. El susto y el apuro para sacar a sus hijos del agua no le impidio a Sandra enfocar su Kodak Instamatic hacia ese "dinosaurio" (según sus propias palabras) y disparar una vez, antes de que la criatura desapareciera.

Lo anterior ocurrió el 5 de Julio de 1977. Casi exactamente cuatro años más tarde, el mundo se enteraría del acontecimiento a través de "New York Times". Veintiun años después, los Mansi continúan con su vida normalmente. Siguen viviendo en Connecticut y no han vuelto a a ver el supuesto plesiosaurio.

Para quienes discrepen de la supervivencia de los plesiosauriso, la imagen podría reflejar desde un tronco a la deriva hasta el aleta dorsal de una orca extraviada.

La foto de la señora Masi ha sido considerado auténtica en los análisis de laboratorio.

Fuente: Archivos IIEE de Chile

viernes, 17 de mayo de 2013

PÁJAROS AGRESIVOS

Para mayor información sobre este temahttp://www.iiee.cl/r_naturaleza.html

Fuente: Más Allá Nº 251 - Sept. 2001

martes, 14 de mayo de 2013

PRESUNTA MANO DE YETI

                                  
 Fuente: Monográfico Más Allá Nº 21/1997

viernes, 10 de mayo de 2013

EL "ALP" ¿LEYENDA O REALIDAD?


 ¿FOTOGRAFÍA   DE UN MURCIÉLAGO HUMANOIDE?

Durante siglos habitantes de la región austriaca de Waldvirtel, en el noreste del país, han hablado entre susurros de la existencia del alp, un enigmático murciélago de gran tamaño y cierta apariencia humana relacionado con leyendas vampirescas. Pero este ser legendario podría tener una base real, después que varios testigos hayan conseguido fotografiar en diferentes ocasiones a un extraño animal volador sobre Viena. Se trata de una criatura de gran tamaño y apariencia de murciélago.

Miguel Seguí
Más Allán Nº 273 – Año XXIII

viernes, 3 de mayo de 2013

1959: NORMAS PARA CAZAR EL YETI

MEMORANDUM

Ernest H. Fisk, consejero de la Embajada de Estados Unidos en Katmandú (Nepal), mandó el 30 noviembre de 1959 un memorando al Departamento de Estado con las normas a seguir por aquellos aventureros que viajaran a Nepal a la caza del abominable hombre de las nieves. Titulado Reglamento para expediciones de montañismo a Nepal relacionadas con el yeti, el documento, que está depositado en los Archivos Nacionales de EE UU, dice:

“Hay en la actualidad tres reglas aplicables a expediciones que busquen al yeti en Nepal. Estas normas deben sumarse a las quince cláusulas en Expediciones de montaña y científicas en Nepal.

Las tres normas son:

1. Deberá pagarse una regalía de 5.000 rupias indias al Gobierno de Su Majestad de Nepal por permitir montar una expedición de búsqueda del yeti.

2. En caso de que el yeti sea localizado, puede ser fotografiado o capturado vivo, pero no puede ser asesinado o disparado excepto en caso de emergencia en defensa propia. Todas las fotos tomadas del animal, o la criatura si es capturada viva o muerta, deben entregarse lo antes posible al Gobierno de Nepal.

3. Las noticias o informes que arrojen luz sobre la existencia real de la criatura deben facilitarse al Gobierno de Nepal tan pronto como sea posible y no deben darse en ningún caso a la prensa o a reporteros para que los hagan públicos sin permiso del Gobierno de Nepal.”

Los años 50 del siglo pasado fueron la era dorada de la caza del yeti, después de que Edmund Hillary y Tenzing Norgay dijeron haber visto extrañas huellas en la nieve durante su ascensión al Everest en mayo de 1953. Las expediciones más famosas las montó el magnate estadounidense Tom Slick, quien en 1959 llegó a la conclusión de que la mejor prueba de la existencia de la criatura era una mano, presuntamente del yeti, que guardaban los monjes del monasterio de Pangboche. Ante la negativa de los clérigos a facilititarle la reliquia, su hombre de confianza, Peter Byrne, cambió el pulgar y la falange proximal del índice por huesos humanos y los trasladó hasta India, donde se enfrentó al problema de cómo sacarlos del país.

Por casualidad, James Stewart y su esposa, Gloria McLein, estaban en aquel momento en Calcuta. Como el actor era íntimo amigo del copatrocinador de la expedición de Slick, el empresario del petróleo Kirk Johnson, Byrne le pidió que ocultara los restos entre el equipaje de su mujer, con la seguridad de que en la frontera no incomodarían a una estrella de Hollywood. Acertó, y los huesos llegaron a Londres en el equipaje de la esposa de Stewart. Extraviados durante décadas en un museo londinense y tras varios exámenes no concluyentes de algunos fragmentos, un análisis de ADN hecho por científicos del Zoo de Edimburgo determinó en 2011 que los restos de la mano de Pangoche son humanos.

(FUENTE: blog.elcorreo.com)