¿ERA DE
DINOSAURIO?
Nuevas investigaciones apoyan la idea de que, en contra
de lo creído tradicionalmente, los huevos de algunas especies de dinosaurios
tenían una cáscara blanda
En el imaginario colectivo los huevos de dinosaurio
tienen una forma enorme, con una capa dura de la que según nos han mostrado las
películas, surgían los dinosaurios. Y a pesar de que esas imágenes formen parte
de la ciencia ficción, la mayoría de las teorías científicas apoyaban esta
idea. Sin embargo, dos nuevos estudio publicado en « Nature» vienen a remover
esos cimientos que todos dábamos por sentados. ¿Y si el primer huevo de
dinosaurio en realidad fue una especie de masa blanda? ¿Y si no todas las
especies emergían de una cáscara dura? Esto es lo que señalan científicos del
Museo Americano de Historia Natural (EE. UU.) y los restos de un extraño fósil
hallado en la Antártida en 2011 cuyo origen ha estado envuelto en el misterio
durante años.
Aves, reptiles y mamíferos tenemos en común que nuestros
primeros momentos de vida estuvimos protegidos por una membrana interna,
llamada amnios, que entre otras cosas evitó que nos secáramos en nuestra etapa
embrionaria, además de crearnos un cómodo «colchón» de líquido en el que pasar
nuestros primeros momentos de vida. Pero esta «capa» es diferente para unos y
otros: mientras que los mamíferos la guardan en su interior, otros la expulsan,
en forma de huevo. Y entre estos últimos, hay de dos tipos: los amniotas con
cáscara blanda, como los lagartos o las tortugas; y los que ponen huevos con
cáscara dura, como las aves. Estas dos variaciones representan dos caminos
evolutivos distintos.
«La evolución de los huevos calcificados -con cáscara
dura-, que ofrecen una mayor protección contra el estrés ambiental, representa
un hito en la historia de los amniotes, ya que probablemente contribuyó al
éxito reproductivo y, por lo tanto, a la propagación y diversificación de este
clado», escriben los investigadores, quienes señalan que ese fue posiblemente
uno de los factores de la supervivencia en la extinción del Cretácico (hace 66
millones de años) y que la mayor parte de los ovíparos actuales presenten
huevos con cáscara dura. Pero los huevos «blandos» existen, si bien hay un
vacío en su estudio histórico debido a su rareza dentro de los fósiles, «lo que
dificulta el estudio de la transición de cáscaras blandas a duras», indican.
Al principio
fueron blandos
A pesar de que en la actualidad es mucho más sencillo
encontrar especies de huevos con cáscaras duras que blandas, estudios previos
muestran que las primeras ambiotas y los tetrápodos ponían huevos del último
tipo. De hecho, algunas teorías indican que los pterosaurios, grupo «hermano»
de los dinosaurios y los primeros vertebrados en conquistar el cielo, tenían
esta característica. Sin embargo, los restos de huevos de dinosaurio hallados
en yacimientos como el de Djadoktha o Tugrugeen Shireh (ambos en Mongolia)
hacían pensar que todas las crías de dinosaurio nacían rompiendo una dura
cáscara.
Pero los investigadores del estudio afirman que estos
fósiles no son representativos de todas las especies. «Hasta ahora, solo se han
descubierto hadrosauridos, algunas cáscaras de huevo de sauropodomorfo y
tetanurano; la escasez del registro fósil y la falta de tipos intermedios de
cáscaras de huevo desafían los esfuerzos para homologar las estructuras de
cáscara en todos los dinosaurios», escriben. Es decir, aunque hay restos de
huevos de dinosaurio, estas se limitan a especies muy concretas que es posible
que no representen a toda la familia.
Por ello, Mark Norell, autor principal del estudio, junto
con sus colegas del Museo Americano de Historia Natural analizaron desde
diferentes perspectivas huevos fósiles con embriones pertenecientes a dos
especies de dinosaurios: Protoceratops y Mussaurus. Gracias a diferentes
análisis y reconstrucciones, pudieron ver que sus huevos estaban divididos en
estratos que se asemejaban más a huevos blandos, como los de las tortugas.
«Mediante una reconstrucción en estado ancestral de composición y
ultraestructura, comparamos las cáscaras de huevo de Protoceratops y Mussaurus
con las de otros diápsidos, revelando que el primer huevo de dinosaurio fue de
cáscara blanda», afirman en el estudio.
Además, la investigación apunta a que los huevos de
cáscara dura evolucionaron independientemente al menos tres veces en los
dinosaurios, y probablemente se desarrollaron a partir de una variedad de tipos
ancestrales de cáscara blanda. Es decir, que primero fueron los huevos
«blandos» y, a partir de ellos, evolucionaron en lo que hoy todos conocemos. En
cuanto a su forma de incubación, los expertos señalan que, seguramente, los
huevos eran enterrados en el suelo húmedo o en arena, donde se incubaron con el
calor del material vegetal en descomposición, al igual que ocurre con los
reptiles actuales.
El huevo de la
Antártida: ¿la prueba de los huevos de cáscara blanda?
En 2011, científicos chilenos descubrieron un fósil muy
raro en la Antártida, parecido un balón de fútbol desinflado. Durante casi una
década, el espécimen permaneció sin etiquetar y sin estudiar en las colecciones
del Museo Nacional de Historia Natural de Chile, y los científicos lo
identificaron solo por su apodo inspirado en la película de ciencia ficción:
«The Thing» («La cosa»). Ahora, un nuevo estudio dirigido por investigadores de
la Universidad de Texas y que también se publica en « Nature» han descubierto
que estos restos son un huevo gigante de cáscara blanda de hace aproximadamente
66 millones de años. Con una medida de más de 28 centímetros de largo por 18 de
ancho, y un peso de más de 6,5 kilos, se trata del huevo de cáscara blanda más
grande jamás descubierto y el segundo huevo más grande de cualquier animal
conocido.
La teoría del equipo es que posiblemente fue puesto por
un réptil marino gigante extinto, como un mososaurio, si bien lo que se sabía
de estas criaturas es que no ponían huevos. «Es de un animal del tamaño de un
dinosaurio grande, pero es completamente diferente a un huevo de dinosaurio»,
afirma Lucas Legendre, investigador postdoctoral en la Jackson School of
Geosciences de UT Austin. «Es muy similar a los huevos de lagartos y serpientes
-coincidiendo con los restos de Protoceratops y Mussaurus-, pero es de un
pariente verdaderamente gigante de estos animales».
«Gracias a este hallazgo ahora sabemos que existen huevos
de cáscara blanda de este tamaño. La masa límite de estos es de 700 gramos,
entonces el 'Antarcticoolithus bradyi' viene a romper el esquema con sus 6,5
kilos, comparables a la masa del gran huevo del "ave elefante" de
Madagascar y a los mayores huevos de los dinosaurios no aviares», explica a EFE
el paleontólogo David Rubilar.
Es por todos estos datos, que algunos expertos, y a la
luz del estudio del Museo Americano de Historia Natural publicado en el mismo
número de «Nature» proponene que, en realidad, sí que pudo ser un huevo de dinosaurio,
lo que apoyaría aún más la nueva teoría de que algunos de estos colosos ponían
huevos con cáscara blanda. El misterio, entonces, continúa.
Imágenes:
Arriba: Fósil de huevo blando de Mussaurus - Museo Americano de
Historia Natural
Al final: Interpretación de un artista de un bebé mosasaurio naciendo
de un huevo en el mar Antártico. La madre es visible en el fondo
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