TIENEN EL PODER
CEREBRAL PARA RESOLVER TAREAS DE RELACIÓN DE COINCIDENCIA DE ORDEN SUPERIOR
Madrid (Europa Press).- Los cuervos siempre han sido
reconocidos por su gran inteligencia: pueden recordar caras, usar herramientas
y comunicarse en formas sofisticadas. Pero un nuevo estudio encuentra que los
cuervos también tienen el poder cerebral para resolver tareas de relación de
coincidencia de orden superior, y pueden hacerlo de forma espontánea. Eso
significa que los cuervos se unen a los seres humanos, los simios y los monos
en la exhibición de pensamiento relacional avanzado, de acuerdo con esta investigación.
"Lo que los cuervos han hecho es una hazaña
fenomenal", dice Ed Wasserman, profesor de Psicología en la Universidad de
Iowa y autor del estudio. "Esa es la maravilla de los resultados. Se ha
hecho antes con los simios y los monos, pero ahora estamos tratando con un
pájaro; pero no cualquier pájaro, un pájaro con un cerebro tan especial para
las aves como el cerebro de un mono es especial para los mamíferos".
El estudio, publicado en Current Biology, fue realizado
por Wasserman, junto a Anna Smirnova, Zoya Zorina y Tanya Obozova,
investigadoras del Departamento de Biología de la Universidad Estatal Lomonosov
de Moscú en Moscú, Rusia, donde el estudio se llevó a cabo.
Experimento ingenioso
Wasserman dijo que los investigadores rusos han
estudiado las especies de aves durante décadas y que un tema principal de su
trabajo es la cognición. Él le da crédito a sus homólogos con un estudio
reflexivo y bien planificado. "Este fue un experimento muy
ingenioso", dice Wasserman. En el estudio participaron dos cuervos
encapuchados con al menos 2 años de edad.
En primer lugar, las aves fueron entrenadas y evaluadas
para identificar artículos por el color, la forma y el número de muestras
individuales. Aquí entra cómo funcionaba: las aves se colocaron en una jaula de
malla de alambre en la que se insertaba en ocasiones una bandeja de plástico
que contiene tres tazas pequeñas. La taza de muestra en el medio se cubrió con
una pequeña tarjeta con un color, forma o número de elementos. Las otros dos
tazas también se cubrieron con tarjetas, de las que una se correspondía con la
muestra y otra que no.
Durante este periodo de formación inicial, la taza con
la tarjeta de muestra contenía dos gusanos de la harina; los cuervos fueron
recompensados con estos alimentos cuando eligieron la tarjeta, pero no
recibieron alimentos cuando eligieron la otra tarjeta.
Una vez que los cuervos se entrenaron en emparejar las
muestras, los investigadores pasaron a la segunda fase del experimento. Esta
vez, las aves fueron evaluadas con pares coincidentes relacionales de
artículos. En estos ensayos, las características determinadas relacionales
estaban dispuestas de tal manera que los pares de prueba no se ajustan con
precisión el par de la muestra, eliminando así el control por la identidad
física. Por ejemplo, los cuervos podrían tener que elegir dos círculos del
mismo tamaño, en lugar de dos círculos de diferentes tamaños cuando la tarjeta
de muestra presentaba dos cuadrados del mismo tamaño.
Lo que sorprendió a los investigadores no era sólo que
los cuervos podían realizar correctamente los juegos relacionales, sino que lo
hicieron espontáneamente, sin entrenamiento explícito. "Ese es el quid del
descubrimiento", dice Wasserman.
"Honestamente, si era sólo por la fuerza bruta que
los cuervos mostraron este aprendizaje, entonces hubiera sido un resultado
impresionante. Pero esta hazaña fue espontánea." Aún así los
investigadores reconocen que el comportamiento coincidente relacional de los
cuervos no se produjo sin un conocimiento básico.
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