CEREBROS
DEVORADOS
Los
depredadores marinos aparecen varados en la bahía de San Francisco desde el mes
de febrero
Cientos
de tiburones, la mayoría tollos leopardos (T riakis semifasciata), y otras
especies como rayas o leones marinos empezaron a aparecer misteriosamente
varados en las orillas de la bahía de San Francisco el pasado mes de febrero,
aunque el gran alud de muertes se registró entre primavera y julio, y todavía
hoy se dan casos esporádicos que ayudan a engrosar la cifra de esta extraña y
alta mortalidad de peces.
Ante
tal fenómeno, los expertos no salían de su asombro y más cuando empezaron a
conocer los resultados de las necropsias practicadas a los animales muertos.
Todos ellos presentaban una misma pauta: sus cerebros habían sido devorados, lo
que explicaría su rara conducta que los dirigía hacia la muerte en la costa.
Los
depredadores marinos fueron atacados por una criatura minúscula pero letal
Desde
entonces, la Pelagic Shark Research Foundation ha realizado una investigación
que ha acabado confirmando lo que ya se sospechaba. Todos estos grandes
depredadores marinos fueron atacados por una criatura minúscula pero letal, la
Miamiensis avidus, según ha avanzado National Geographic
Este
parásito entró dentro de los cuerpos de los escualos a través de las fosas
nasales y fue directamente a atacar los cerebros, devorándolos y provocando la
posterior desorientación del animal.
Foto: Una
raya muerta en la bahía de San Francisco
(Pelagic Shark Research Foundation)
Una
vez conocida la causa directa del millar de peces muertos, queda por resolver
ahora cómo es posible que este parásito habitual en los mares haya podido
ocasionar tal tasa de mortalidad.
Aunque
todavía está sin confirmar, los científicos ya apuntan a causas que sí tienen
que ver esta vez con la actividad humana. El elevado número de toxinas y la
superpoblación de la bahía de San Francisco pueden estar contribuyendo a
debilitar los sistemas inmunitarios de algunas especies.
Así
pues, el Miamiensis avidus se encontraría ante un marco incomparable para
campar a sus anchas y darse un buen atracón de cerebro de escualos. Agencias
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