LA
BRITÁNICA ALESHA DUNCAN AFIRMA QUE UNA MERA FOTOGRAFÍA DE UN FELINO PUEDE
HACERLA GRITAR DE TERROR
Arañas,
serpientes, insectos… Son decenas las personas que sienten repugnancia ante
seres considerados terroríficos. Sin embargo, la británica Alesha Duncan –de 27
años- siente pavor a unos animales que muchos creen que es la mascota perfecta:
los gatos. De hecho, y según ha afirmado en declaraciones recogidas por el
diario «Daily Mail», una mera fotografía de un felino puede hacerla gritar de
terror. Con todo, no es la única que sufre de esta fobia, la cual afecta a
miles de personas en el mundo y es conocida como ailurofobia.
Al parecer,
Duncan desarrolló este miedo cuando era pequeña y vio como un gato atacaba a su
padre arañándole en la cara. Desde ese momento, no los soporta. «Sé que la
mayoría de la gente ama a los gatitos, pero para mí no son más que el mal. No
hay nada lindo en ellos en absoluto. No me gusta la forma en que se les permite
vagar por las calles mirando a la gente y ocultándose después. Es aterrador. Yo
no los veo como inofensivos y lindos. No son más que pequeños monstruos. Odio
todo lo que se relaciona con ellos», señala la británica, madre además de dos
hijos.
Tal es su
obsesión por ellos, que ha llegado a dejar una relación con un chico únicamente
porque este tenía un gato en su hogar. «Iba muy bien entre nosotros, pero una
vez que me enteré de que tenía un gato, no paraba de inventarme excusas para no
ir a verle», señala Duncan. A su vez, la inglesa afirma que ha llegado a salir
corriendo en mitad de la noche de la casa de varios de sus amigos al
encontrarse con uno de estos «diablos de cuatro patas». «En una ocasión, un
conocido me necesitaba después de una operación, pero yo no podía soportar
estar en la misma casa que un gato», finaliza la joven.
A pesar de
que sabe que su fobia es ridícula, Duncan señala que no quiere buscar un
especialista para tratar su ailurofobia, ya que considera que se reiría de ella
nada más conocer el problema. Sin embargo, puede que le resultara útil, pues
afirma que no puede ni salir a la calle si ve un gatito en la acera. «He
tratado de hablar con mi médico de cabecera, pero me siento tonta y me preocupa
que no se lo tome en serio. A las personas a las que se lo he dicho por lo
general se han reído, pero no es divertido para mí», completa la británica. (Fuente: ABC)
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