Foto de antiguo recinto
VALE LA PENA CONOCER - RECOMENDABLE TOTALMENTE
Recinto fue impulsado por la Masonería y en este tiempo se ha cambiado cinco veces de lugar.
¿Sabía usted que la creación del
museo en San Antonio fue impulsada por la Masonería local y que a lo largo de
su existencia se ha cambiado cinco veces de lugar? Estas son algunas de las
inéditas historias que compartió el director del Museo de Historia Natural e
Histórico de San Antonio (Musa), José Luis Brito, al cumplirse ayer 36 años de
vida del establecimiento.
-¿Qué sentimientos le generan
estos 36 años del museo?
-Como director tengo sentimientos
especiales, porque he estado una gran parte del tiempo como funcionario del
museo (1987-1992), y a partir de 1993 me hice cargo como director. Antes, entre
1980 y 1987, había sido voluntario mientras era estudiante. Toda mi vida ha
estado ligada al museo.
-¿Cómo surge la idea de crear un
museo?
-El museo fue creado en el seno
de la Logia Pitágoras número 49 de la Masonería local. En 1980 deciden impulsar
un museo para darle más cultura a San Antonio.
-¿Y por qué la Masonería?
-En ese entonces Jorge Domazos
Pino era masón y alcalde de la ciudad. El desarrolló este proyecto con apoyo de
un grupo de coleccionistas de la zona. El primer lugar donde se instaló el
museo fue una sala del actual edificio consistorial de la municipalidad, en
avenida Barros Luco.
José Luis Brito cuenta que en un
principio estaba el puro nombre de "museo", porque no había piezas
para exhibir. Justo en ese tiempo (principios de los 80) las arqueólogas
Fernanda Falabella y María Teresa Planella estaban realizando unas excavaciones
en Tejas Verdes, Lo Gallardo y Santo Domingo.
"El municipio llegó a un
acuerdo con ellas para exhibir los restos arqueológicos encontrados. Esa fue la
primera muestra que se desarrolló en el museo, pero era un préstamo. La señora
Falabella realizó unos esquemas y mapas de los hallazgos en la provincia de San
Antonio que hasta el día de hoy se conservan en el museo", recuerda Brito.
-¿Y qué vino después?
-Pedro Ramírez Fuentes, otro
coleccionista de la zona y posteriormente director del museo, prestó su
colección personal de caracoles e insectos en el año 81. Una vez que la
arqueóloga Falabella retiró su exhibición después de dos años, quedó solamente
la muestra del señor Ramírez, que duró hasta el 3 de marzo de 1985. El edificio
de la municipalidad, que en ese tiempo estaba donde ahora se encuentra
Chilquinta, se cayó por el terremoto de ese día. Ahí el municipio se cambió a
Barros Luco.
-¿Y dónde quedó el museo?
-Ese fue el primer cambio del
museo. Quedó en una pequeña sala del Liceo Comercial. Ahí estuvo casi un año y
medio. Nadie lo visitaba, porque sólo había una colección particular, no
llamaba mucho la atención. Fue ahí cuando empecé a colaborar.
-¿Qué fue lo primero que hizo
cuando ingresó?
-Empecé corregir algunos errores
que había en la clasificación de las exhibiciones. Cómo los coleccionistas que
estaban a cargo no entendían mucho las muestras que tenían, yo junto a un grupo
que formé comenzamos a identificar animales que estaban mal clasificados. Había
un cráneo de un cetáceo que decía ave gigante primitiva, y no era eso.
-¿Qué más recuerda de esos
primeros años?
-Después el museo se cambió a una
salita del segundo piso del patio trasero del Grupo Escolar. Ahí comencé a
trabajar formalmente como funcionario en 1987. En total, nos hemos cambiado
cinco veces de lugar. Y ahora estamos a pocas semanas de inaugurar nuestro
nuevo edificio en el Cristo del Maipo. Esperamos abrirlo en diciembre.
1980 Nació el Museo de San
Antonio, que está próximo a inaugurar su nuevo edificio en el cerro Cristo del
Maipo.
1985 El terremoto de ese año
significó una gran pérdida de material histórico para José Luis Brito.
EFECTO TERREMOTO
El terremoto del 3 de marzo de
1985 significó un duro golpe para José Luis Brito, ya que perdió todo el
trabajo de colección y clasificación que había realizado para el museo.
"En ese tiempo yo trabajaba de noche en una pesquera de Santo Domingo y una
sanguchería para seguir con mis investigaciones en el museo. Fueron años bien
complicados, pero se pudo salir adelante", cuenta Brito. Y agrega:
"luego me reuní con el alcalde Nelson Roumat para cambiarnos a la escuela
abandonada en calle Sanfuentes. Fue un proceso muy complicado. Después, gracias
a la ayuda de los funcionarios, se pudieron conseguir varias piezas
arqueológicas que hoy forman parte del museo
Fuente: José Salgado Núñez
El Líder de San Antonio
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