martes, 11 de octubre de 2016

LAS HISTORIAS NO CONTADAS DEL MUSEO DE SAN ANTONIO EN SUS 36 AÑOS DE EXISTENCIA

Foto de antiguo recinto

 VALE LA PENA CONOCER - RECOMENDABLE TOTALMENTE
Recinto fue impulsado por la Masonería y en este tiempo se ha cambiado cinco veces de lugar.

¿Sabía usted que la creación del museo en San Antonio fue impulsada por la Masonería local y que a lo largo de su existencia se ha cambiado cinco veces de lugar? Estas son algunas de las inéditas historias que compartió el director del Museo de Historia Natural e Histórico de San Antonio (Musa), José Luis Brito, al cumplirse ayer 36 años de vida del establecimiento.

-¿Qué sentimientos le generan estos 36 años del museo?
-Como director tengo sentimientos especiales, porque he estado una gran parte del tiempo como funcionario del museo (1987-1992), y a partir de 1993 me hice cargo como director. Antes, entre 1980 y 1987, había sido voluntario mientras era estudiante. Toda mi vida ha estado ligada al museo.

-¿Cómo surge la idea de crear un museo?
-El museo fue creado en el seno de la Logia Pitágoras número 49 de la Masonería local. En 1980 deciden impulsar un museo para darle más cultura a San Antonio.

-¿Y por qué la Masonería?
-En ese entonces Jorge Domazos Pino era masón y alcalde de la ciudad. El desarrolló este proyecto con apoyo de un grupo de coleccionistas de la zona. El primer lugar donde se instaló el museo fue una sala del actual edificio consistorial de la municipalidad, en avenida Barros Luco.
José Luis Brito cuenta que en un principio estaba el puro nombre de "museo", porque no había piezas para exhibir. Justo en ese tiempo (principios de los 80) las arqueólogas Fernanda Falabella y María Teresa Planella estaban realizando unas excavaciones en Tejas Verdes, Lo Gallardo y Santo Domingo.
"El municipio llegó a un acuerdo con ellas para exhibir los restos arqueológicos encontrados. Esa fue la primera muestra que se desarrolló en el museo, pero era un préstamo. La señora Falabella realizó unos esquemas y mapas de los hallazgos en la provincia de San Antonio que hasta el día de hoy se conservan en el museo", recuerda Brito.

-¿Y qué vino después?
-Pedro Ramírez Fuentes, otro coleccionista de la zona y posteriormente director del museo, prestó su colección personal de caracoles e insectos en el año 81. Una vez que la arqueóloga Falabella retiró su exhibición después de dos años, quedó solamente la muestra del señor Ramírez, que duró hasta el 3 de marzo de 1985. El edificio de la municipalidad, que en ese tiempo estaba donde ahora se encuentra Chilquinta, se cayó por el terremoto de ese día. Ahí el municipio se cambió a Barros Luco.

-¿Y dónde quedó el museo?
-Ese fue el primer cambio del museo. Quedó en una pequeña sala del Liceo Comercial. Ahí estuvo casi un año y medio. Nadie lo visitaba, porque sólo había una colección particular, no llamaba mucho la atención. Fue ahí cuando empecé a colaborar.

-¿Qué fue lo primero que hizo cuando ingresó?
-Empecé corregir algunos errores que había en la clasificación de las exhibiciones. Cómo los coleccionistas que estaban a cargo no entendían mucho las muestras que tenían, yo junto a un grupo que formé comenzamos a identificar animales que estaban mal clasificados. Había un cráneo de un cetáceo que decía ave gigante primitiva, y no era eso.

-¿Qué más recuerda de esos primeros años?
-Después el museo se cambió a una salita del segundo piso del patio trasero del Grupo Escolar. Ahí comencé a trabajar formalmente como funcionario en 1987. En total, nos hemos cambiado cinco veces de lugar. Y ahora estamos a pocas semanas de inaugurar nuestro nuevo edificio en el Cristo del Maipo. Esperamos abrirlo en diciembre.

1980 Nació el Museo de San Antonio, que está próximo a inaugurar su nuevo edificio en el cerro Cristo del Maipo.

1985 El terremoto de ese año significó una gran pérdida de material histórico para José Luis Brito.

EFECTO TERREMOTO

El terremoto del 3 de marzo de 1985 significó un duro golpe para José Luis Brito, ya que perdió todo el trabajo de colección y clasificación que había realizado para el museo. "En ese tiempo yo trabajaba de noche en una pesquera de Santo Domingo y una sanguchería para seguir con mis investigaciones en el museo. Fueron años bien complicados, pero se pudo salir adelante", cuenta Brito. Y agrega: "luego me reuní con el alcalde Nelson Roumat para cambiarnos a la escuela abandonada en calle Sanfuentes. Fue un proceso muy complicado. Después, gracias a la ayuda de los funcionarios, se pudieron conseguir varias piezas arqueológicas que hoy forman parte del museo

Fuente: José Salgado Núñez
             El Líder de San Antonio

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