SEÑALAN "OBJETIVOS CIENTÍFICOS"
Si bien el gobierno japonés se
defiende señalando que la caza tiene como objetivo "estudiar el sistema
ecológico en el océano", la carne de las ballenas termina siendo vendida
en los mercados.
La flota japonesa encargada de
la polémica campaña anual de caza de ballenas en el océano Antártico regresó
este viernes a puerto tras matar a 333 animales.
La flota había salido en
noviembre pasado con el objetivo de cazar 333 ballenas Minke con “objetivos
científicos”, según Japón, a pesar de la moratoria internacional sobre la caza
de ballenas y la oposición de Australia y Nueva Zelanda.japó
La flota estaba formada por
cinco barcos, tres de los cuales llegaron el viernes al puerto de Shimonoseki,
en el oeste del país, indicó la agencia nacional de pesca.
Más de 200 personas,
incluyendo miembros de la tripulación y sus familias, se reunieron a su llegada
en el puerto, ante el barco “Nisshin Maru”, indicó un responsable del gobierno
local de Shimonoseki.
Aunque la agencia de pesca
define esta campaña anual como una misión de investigación “para estudiar el
sistema ecológico en el océano Antártico”, los grupos ecologistas y el Tribunal
Internacional de Justicia (TIJ) consideran que responde a intereses
comerciales.
Antes de la llegada de la
flota, la asociación Humane Society International pidió de nuevo a Japón que
abandone definitivamente la caza de ballenas.
“Cada año que Japón sigue con
su desacreditada caza científica de ballenas es un año más en que se sacrifican
estos animales magníficos sin necesidad”, dijo Kitty Block, vicepresidenta
ejecutiva del grupo. “Esta crueldad obscena en el nombre de la ciencia debe
terminar”, añadió citada en un comunicado.
Tras un temporada sin capturas
en 2014-2015 por orden del TIJ, que considera que los “objetivos científicos”
de Japón no son reales, en 2016 la flota nipona capturó el mismo número de
ballenas (333).
La Comisión Ballenera
Internacional (CBI), de la que Japón forma parte, aplica desde 1986 una
moratoria a la caza de ballenas.
Pero el gobierno de Tokio
aprovecha un vacío legal y se ampara en la investigación científica, asegurando
que su objetivo es saber si la población de ballenas es lo bastante grande como
para justiciar el retorno a la caza comercial.
Japón reconoce sin embargo que
la carne de las ballenas cazadas termina siendo vendida en los mercados e
incluso en los menús de algunas escuelas.
El país asiático lleva siglos
cazando ballenas. Su carne, muy proteínica, fue clave tras la Segunda Guerra
Mundial para alimentar a una nación hambrienta pero en las últimas décadas el
consumo ha caído en picado.
Tras la decisión del TIJ, en
la campaña 2014-2015 Japón se limitó a una investigación “no letal” en la que
se tomaron muestras de algunos animales y se contabilizó su población.
Las últimas campañas
balleneras japonesas han estado marcadas por la polémica, en particular por las
acciones de la organización ecologista Sea Shepherd, aunque las demandas
judiciales han disminuido.
En la campaña que terminó este
viernes “no hubo comportamientos de obstrucción amenazando la seguridad de la
flota y de la tripulación” por parte de Sea Shepherd, indicó un responsable de
la agencia de pesca, que protege la flota ballenera con barcos patrulla. (Fuente: La Tercera)
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