LOS RESTOS DE LOS ESCUALOS, VISIBLEMENTE FRESCOS, ESTABAN EN EL TEJADO DE
LA EMBAJADA DE LA REPÚBLICA SOCIALISTA DE VIETNAM
El
sorpresivo hallazgo de un centenar de aletas de tiburón sobre el tejado de la
oficina comercial de la dependencia diplomática en Eliodoro Yáñez, puso en
alerta no solo a los científicos presentes en el Congreso Futuro, y que hoy
tienen una recepción en el Palacio de La Moneda, sino también a Sernapesca,
Cancillería y a importantes ambientalistas de la National Geografic y
Greenpeace.
De no contar con permisos otorgados por la autoridades locales, se
presume que pueden ser producto de la práctica brutal del "aleteo". "El Mostrador" se comunicó en dos oportunidades con la embajada, los que sin
negar los hechos, en ambas oportunidades cortaron el teléfono.
Desconcierto,
incredulidad y asombro. Estas tres palabras resumen la reacción inicial de la
comunidad científica nacional e internacional y, también de activistas por la
protección de los océanos, tras el hallazgo realizado por El Mostrador de al
menos 100 aletas de tiburón, de especies adultas, que reposaban bajo el sol de
un domicilio en pleno Eliodoro Yáñez, en Providencia.
Las
imágenes fueron captadas este jueves desde un edificio de la comuna, donde
vecinos alertaron sobre malos olores y la presencia de elementos orgánicos de
escualos sobre la techumbre de una residencia diplomática.
Los
restos de los animales se encontraban hasta el día de hoy sobre el tejado de la
oficina comercial de la Embajada de Vietnam, contigua a la residencia
diplomática, ubicada en Eliodoro Yáñez 2897.
Imagen capturada este jueves 18 de enero de 2018 a las 16:00 horas
Imagen capturada este jueves 18 de enero de 2018 a las 16:00 horas
Las
aletas, que fueron cercenadas desde el lomo de los vertebrados, comenzaron a
ser depositadas en el techo de la oficina comercial el pasado 13 de enero del
presente año. Según cuentan los vecinos, primero depositaron una pequeña
cantidad luego fueron sumando más restos hasta que al cabo de cinco días habían
más de cien aletas superiores de tiburones. Según se pudo observar, se trataba
de cortes frescos donde aún era posible observar el entramado óseo de la
extremidad.
Las
aletas de tiburón estaban pasando por el proceso de secado, fase previa al
tratamiento con elementos tóxicos para reducir el resto orgánico en diminutas
fibras, que componen el insumo para la sopa más cara del mundo: la sopa de
tiburón. Plato, consumido principalmente en China y Vietnam, cuya demanda es
considerada por la comunidad científica que protege los mares alrededor del
mundo, como la responsable de la cacería furtiva y más salvaje de tiburones que
existe, y que cada año suman cerca de 100 millones de especies asesinadas en el
mundo, mucho más de su capacidad de reproducción.
Si
bien en Chile, el tiburón en un recurso de pesca, el famoso “aleteo”, que
consiste en la mutilación de la aleta del escualo en vida para después botar el
cuerpo al mar, es una práctica sancionada en Chile, su frecuencia es relativa y
generalmente es detectada en el mar por la autoridad marítima o en tierra por
Sernapesca. Sin embargo, esta es la primera vez que estos pedazos son
detectados en su proceso de secado, habiendo sorteado los controles.
"¡No
lo puedo creer! Siempre había querido saber dónde secaban las aletas. Pero
nunca pensé que en pleno Providencia. Esta es la primera vez que veo algo así
en Chile!", sostiene sorprendido Alex Muñoz, director para América Latina
de Pristine Seas, National Geographic Society.
En peligro de
extinción
El
hallazgo de estos restos del depredador tope de los océanos no pudo haberse
realizado en un momento más simbólico. La primera información que llegó al El
Mostrador se obtuvo justo en el instante en que la bióloga Sylvia Earle, una de
las autoridades mundiales más respetadas en la conservación de la biodiversidad
marina, apodada como la “dama de los océanos”, realizaba su charla en el marco
del Congreso Futuro, el evento de divulgación científica más importante de
Latinoamérica, y que entre los temas a tratar estaba precisamente la delicada
situación de los tiburones y cómo la caza furtiva de estos, amenaza el
equilibrio de los océanos, que no es otra cosa –dijo- que “la fuente de vida en
la tierra”.
Max
Bello, chileno y uno de los profesionales que ha dedicado su vida a la
protección de los tiburones a través de su trabajo en The Pew Charitable Trust,
y que acompañó a Sylvia Earle en su paso por Chile, explicó que estos animales
no debieran ser una especie para efectos de pesca, porque más bien se comportan
como mamíferos.
“Muchas
de las especies tienen muy pocas crías y las tienen cada dos o tres años, y
además, tienen una madurez muy tardía, por lo que cuando se sabe que anualmente
se cazan más de 100 millones de especies, - que es una cifra todavía
conservadora según lo que muchos científicos piensan- este número es mucho
mayor de lo que los tiburones alcanzan a reproducirse”, explica.
Y
agrega: “Si nos deshacemos de los tiburones de esa forma estamos poniendo en
peligro a los mares, ellos son predadores tope, son especies muy importantes,
que juegan un rol en controlar las poblaciones de otros peces, en controlar
enfermedades u otras situaciones específicas, si no tenemos esos depredadores
lo más seguro es que esos ecosistemas colapsen y en el largo plazo eso afecta a
los océanos y al ser humano”.
En
el mismo sentido apunta Matías Asun, director nacional de Greenpeace, quien
afirma que “los tiburones es una especie amenazada, que durante años el
movimiento ambiental ha intentado proteger. La captura y el corte de aletas de
tiburón, generalmente utilizada en la cocina, es una práctica cruel que está
sancionada en Chile y es ilegal y corresponde a las entidades como Sernapesca,
sancionar y llevar a cabo las investigaciones del caso. Los tiburones en todo
el planeta están amenazaos, son especies migrantes, por lo tanto se requiere de
un trabajo coordinado de todas las naciones para su protección”.
El “aleteo”: una práctica
brutal
Alex
Muñoz, de NatGeo admite que “sabíamos que en Chile se matan tiburones por sus
aletas pero hasta ahora no había visto una foto del lugar donde las secan. El
aleteo es una práctica brutal y cruel que consiste en cortar las aletas del
tiburón y botar el cuerpo al mar cuando todavía está vivo. Si estas aletas
provienen de dicha práctica merecen todo nuestro repudio”.
El
abogado explica que en Chile el "aleteo" está prohibido desde el
2012.
“El
hecho de estar secando aletas en el techo amerita una denuncia a la Fiscalía,
ya que puede tratarse de aletas obtenidas a través del delito de aleteo o
compradas a personas que cometieron dicho delito”, sostiene Muñoz.
Consultada
la autoridad de Sernapesca, ya en conocimiento de la denuncia, afirmó que
activarán el proceso de fiscalización, aunque están conscientes que tratándose
de una oficina que puede contar con el derecho de “inviolabilidad” de los
recintos diplomáticos, están consultando con las autoridades del Ministerio de
Relaciones Exteriores.
La
prohibición al aleteo se encuentra consignada en la Ley General de Pesca y
Acuicultura, que en su artículo 5 bis señala lo siguiente: “Prohíbase la
mutilación de las aletas de cualquier especie de tiburón, acción denominada
aleteo o finning, a bordo de naves o embarcaciones de pesca o su transbordo.
Será obligatorio realizar el desembarque de las especies antes señaladas con
sus aletas total o parcialmente adheridas a su cuerpo en forma natural”.
La
autoridad explica, asimismo, que “si las aletas tienen origen nacional, el
poseedor debe contar con documento tributario (boleta o factura) y Acreditación
de Origen Legal, documento que entrega diversos antecedentes sobre el recurso
(especie, lugar de extracción, fecha, etc.) Si las aletas son un producto
importado, debe contar con la respectiva documentación aduanera y sanitaria que
autoriza su ingreso al país”.
Analizada
las imágenes, Max Bello -quien precisamente hoy dio su charla sobre la
conservación de los océanos en Valdivia, en el marco del Congreso del Futuro,
sostiene que le llama mucho la atención que se trataría de animales adultos y
grandes.
“Eso
existe en algunas temporadas en Chile, en donde llegan efectivamente animales
grandes y adultos a las costas del país. Se ven relativamente frescas también,
lo que implica que las tomaron de algún lugar relativamente cerca de Santiago.
Si bien hay alguna restricción para algunas de las especies, como el tiburón
martillo y el tiburón sardinero, y otras especies que entraron a CITES, si
algunas de esas aletas salieran del país, esas aletas debieran llevar un papel
consigo que demuestre que hayan salido de una pesca sustentable”.
Esta
situación para Bello es un punto muy importante, ya que hoy no se tiene la
capacidad para discriminar de unas aletas que son tomadas ilegalmente de otras
que fueron tomadas legalmente.
“No
hay una cadena de valor hoy en día certificada que te pueda dar fe eso.
Entonces desde mi punto de vista Chile debiera detener la pesca de tiburones,
particularmente de todos aquellos que están protegidos. Mientras Chile no tenga
una total claridad sobre la procedencias de estas especies, yo invitaría a
cerrar pesquerías que estén haciendo este tipo de caza", subrayó.
¿Problema
diplomático?
El
hallazgo de las aletas de tiburón sobre el tejado de la embajada de Vietman
podría conllevar un problema de tipo diplomático, porque más allá que pudiesen
contar con el derecho de “inviolabilidad” de sus recintos, de haber cometido un
delito, o comprado especies producto de un delito, este se produjo en Chile.
“Sería
bueno que los funcionarios y la embajada misma de Vietnam pudieran aclarar esta
situación e informar de dónde provienen esas aletas y a dónde van esas aletas.
En Chile no hay ningún centro de proceso para el blanqueo de las aletas, por lo
tanto esas aletas, lo más probable es que tengas que salir del país y significa
que si entre ellas hay especies protegidas, están en un problema”, dice Bello.
Aunque
en Cancillería, informan que durante el día tendrán una respuesta, fuentes
cercanas a este ministerio sostienen que específicamente con la embajada de
Vietnam, tienen problemas puntuales, pues están sin embajador, y que el 24 de
este mes se vence el plazo para entregar las cartas credenciales, y que hasta
la fecha no han tomado ningún tipo de contacto. Y de hecho, sostienen las
fuentes, hace más de un mes que ni siquiera responden el teléfono. Actualmente,
el único responsable autorizado es el encargado de negocios de la repartición
diplomática de la República Socialista de Vietnam.
Después
de varios intentos por comunicarse con la embajada, El Mostrador pudo tomar
contacto con un par de personas que no quisieron identificarse, y si bien no
negaron a existencia de las aletas, en ambas oportunidades cortaron el
teléfono.
Para
Greenpeace, el problema es de la autoridad local. “Cabe dentro de las
responsabilidades de Sernapesca actuar cuanto antes dado lo que se aprecia en
la imagen. Nos parece gravísimo que una situación como esta pueda estar dándose
en territorio chileno”, sostienen Matías Asun.
La sopa más cara del
mundo
La
ración de sopa de tiburón, el plato de la riqueza, puede costar hasta 130 mil
pesos chilenos.
La
sopa de aletas de tiburón, cuyo precio puede llegar a los 1.600 yuanes la
ración, unos 130 mil pesos chilenos, ha sido durante mucho tiempo uno de los
platos asiáticos más apreciados, célebre tanto por sus supuestas virtudes
medicinales como por ser símbolo de riqueza.
“Los
tiburones que han existido por más de 400 millones de años, están hoy en día en
grave peligro de extinción, principalmente producto de una sopa que no es más
que un lujo, que no tiene ningún valor nutricional ni sabor. Por ende, poner en
riesgo la salud de los océanos, y de sus depredadores más importantes,
solamente puede demostrar nuestra avaricia como el desinterés y desconocimiento
de cómo funcionan los océanos”, agrega Bello.
Eso
es cierto. Hoy, la sopa de aleta de tiburón es en China, por ejemplo, es una
delicadeza, un artículo de lujo considerado uno de los alimentos del mar más
preciados, pero aún así accesible para ser servida en banquetes formales,
bodas, cenas políticas y empresariales y otros eventos socialmente importantes.
Es un platillo que representa prestigio, que es símbolo de estatus, que muestra
la riqueza y generosidad del que la ofrece y el respeto y aprecio de este hacia
sus invitados.
La
sopa de aleta de tiburón tiene un alto precio. Promueve el comercio de las
aletas, la caza y el “aleteo” de tiburones, y por tanto, la muerte de millones
de estos animales al año. Y de acuerdo con su evaluación, detrás de ella hay
muy pocos beneficios para la salud.
Actualmente son cerca de 100 millones los tiburones que se cazan anualmente.
Fuente: El Mostrador
Héctor Cossio López
Héctor Cossio López
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