UN AVE GIGANTE EN 1868
Chile es conocido mundialmente por un reportaje que no hay enciclopedia
de lo oculto o referencia de investigadores que no lo mencionen. Aunque este
caso ya lo hemos aludido en este Bestiario con fecha 27 de Julio de 2007 lo reeditamos
con la noticia completa, dados los acontecimientos últimos que han ocurrido en
los cielos de Santiago, donde testimonios fiables nos mencionan un "humanoide
volador" que al parecer radica en nuestra capital.
El día 18 de Marzo del año 1868, el periódico “EL
CONSTITUYENTE” de Copiapó encabezaba en sus columnas con este titular: “ESTE ES
UN CUENTO” y daba acuse de recibo de una carta procedente de la mina
“Fantasma”, fechada el día 16 del mes enunciado.
“Ayer a eso de las cinco de la
tarde, al tiempo que habían concluido los quehaceres del día en esta mina, y
estando todos los operarios reunidos esperando su cena, vimos venir por los
aires, al lado de “La Ternera”, un ave gigantesca que a primera vista tomamos
por una de las nubes que en ese momento entoldaban en parte la atmosfera,
suponiéndola desprendidas de sus compañeras por una ráfaga casual de viento...
A medida que el objeto en cuestión se acercaba infundiéndonos una justa
sorpresa, pudimos notar que era un volátil desconocido, el “rock de las mil y
una noche”, tal vez, o quizás un Leviatham de los desiertos ¿De dónde venía? ¿A
dónde iba? Su dirección era de noreste a suroeste; su vuelo rápido y en línea
recta.
Cuando pasó a corta distancia sobre
nuestras cabezas pudimos notar la rara estructura de su cuerpo. Sus grandes
alas estaban vestidas de plumas parduscas; la cabeza del monstruo parecía a la
de una langosta y con ojos tamañamente abiertos y brillantes como ascuas, se
veía cubierta de algo parecido a un grueso y espeso vello, como cerda; mientras
que el cuerpo, prolongándose cual el de la serpiente, solo dejaba ver escamas
brillantes, que sonaban como partículas metálicas cuando el raro animal se
replegaba sobre sí mismo.
La sorpresa se cambio en susto
entre los trabajadores, a presencia de un fenómeno tan extraño. Toda la ciencia
ornitológica de los buenos mineros se agoto inútilmente buscando el nombre y
las cualidades de un pájaro descomunal que acaba de pasar, felizmente sin dejar
huella. Algunos aseguran haber percibido un detestable olor en esos momentos,
un olor parecido al del arsénico cuando se quema. Otros afirman que su olfato
no ha sido herido de desacostumbrado modo. Los supersticiosos entienden que es
el diablo mismo el que han visto pasar, a la vez que otros recuerdan haber sido
testigos, en esa ciudad, hace años, del paso de un ave monstruo semejante.
Como el caso es en extremo
curioso,, hemos creído deber participárselos, ahorrándonos sobre los comentario
inútiles, pues a la verdad no podemos explicarnos satisfactoriamente lo que
hemos visto por primera y quizás última vez en nuestra vida. ¿Será por ventura
que ene l desierto o en las cordilleras, la naturaleza se complace en dar vida
y guardar por largos años en la soledad esas creaciones deformes, que emprenden
el vuelo a través del espacio cuando sus fuerzas lo permiten, sin más objeto
que el de transportarse a otras regiones donde las asalta la muerte y el suelo
guarda sus esqueletos, para confusión de los sabios, que al encontrarlos creen
hallar restos anti diluvianos?”
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Queda expuesto para los criptozoologos recién llegados a
estos enigmas.
¿Fue una broma, lo publicado
en el año 1868? Todo indica que el escribiente de la nota no es un minero,
parece una persona letrada, que describe detalles importantes del suceso y aporta
también lo que pensaba la población en la época. Quedó la interrogante hasta el día de hoy.
Fuentes:
Archivos de Luis Altamirano
Archivos del IIEE de Chile
Libro: Ovnis, extraterrestres y otros en Chile"
Autor: JOrge Eduardo Anfruns
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