Caso inédito
Reporter de un animal indefinido.
Recién hoy, después de 15 años de anonimato sale a luz un caso más de observación de un animal sin identificar y de características muy extrañas. El hecho ocurrió en el mes de Junio de 1991 y su protagonista fue el ciudadano de iniciales J.D.P.SM, un micro empresario arenero-ripiero, quien entregó su experiencia al investigador Raúl Gajardo Leopold.
El protagonista narró:
Hace 15 años, en el mes de Junio de 1991, yo andaba cazando conejos con perros, y con mi cuñado Segundo C. U., también domiciliado en mi dirección.
Estábamos en el fundo “El Lanchadero” que era del finado Arturo Reyes, terrenos que quedan frente a donde vivó, hacia el sur, a 2 kilómetros, a la orilla del río Buenos Aires. Estábamos en un zarzal alto, pero abierto, donde penetraba la luz del sol. No era tupido, pero sí abierto. Eran las 11,00 de la mañana. El día estaba nublado, pero claro. Los perros tomaron un conejo en el zarzal y a una orden éstos lo sueltan y no lo destrozan. Yo entre a buscar el conejo agachado, y me adentré casi 15 metros, hasta llegar casi a la orilla del río. De pronto, me vi enfrentado a un extraño animal, pelo corto color café, con tremenda cabeza, igual a un león africano, ya que tenía una especie de melena no tiesa y que era muy abundante en la parte de abajo del hocico. Para detrás el pelo medianamente largo, pero no abundante. Alrededor del corto cuello tenía tremenda “chasca” (melena) Me miro con sus dos ojos grandes, color café. El hocico era chato como perro pequinés. No abrió las fauces, no le vi dientes, no emitió ningún gruñido o ruido. Estuvo totalmente quieto, sin agresividad alguna. Hacia delante le vi sus dos patas, también grandes y redondas. No aprecié garras. Estaba a dos metros de distancia, inmóvil. Calculé que debe haber pesado unos 30 kilos y su cuerpo un poco más de medio metro. Estaba “echado” (tumbado) así que no le vi cola ni patas traseras. Sus dos orejas eran cortas y de puntas redondeadas.
Ante eso, con el miedo, salí lo más rápido que pude desde el zarzal, me arañe bastante el rostro, manos y ropa. Pensé que estuve frente a algo parecido a un león africano. .. pero chico. Nunca he visto un animal parecido a ese, además que al parecer no tenía cuello, o era muy corto, porque la cabeza estaba “pegada” al tronco. Salí gritando.
Pero, como a los 5 minutos, ya más controlado, con mi cuñado entramos al zarzal, yo primero, agachados… pero el animal ya no estaba en el lugar. No lo escuchamos moverse. Sólo vimos “la camada” o hueco que dejó al estar “echado” en la arena que era como de un metro.
Siempre he vivido en el campo, conozco todos los animales y perros, pero nada parecido al animal que vi esa vez. Soy aficionado a la caza de conejos y liebres con perro. He recorrido toda la provincia de Malleco y de Cautín, y nunca me había encontrado con un animal tan extraño.
Nota: El testigo no fue capaz de efectuar un boceto del animal, por esta razón se solicitó la cooperación del dibujante y pintor señor Felipe Vargas.
Autor del reportaje
Raúl Gajardo Leopold
Reporter de un animal indefinido.
Recién hoy, después de 15 años de anonimato sale a luz un caso más de observación de un animal sin identificar y de características muy extrañas. El hecho ocurrió en el mes de Junio de 1991 y su protagonista fue el ciudadano de iniciales J.D.P.SM, un micro empresario arenero-ripiero, quien entregó su experiencia al investigador Raúl Gajardo Leopold.
El protagonista narró:
Hace 15 años, en el mes de Junio de 1991, yo andaba cazando conejos con perros, y con mi cuñado Segundo C. U., también domiciliado en mi dirección.
Estábamos en el fundo “El Lanchadero” que era del finado Arturo Reyes, terrenos que quedan frente a donde vivó, hacia el sur, a 2 kilómetros, a la orilla del río Buenos Aires. Estábamos en un zarzal alto, pero abierto, donde penetraba la luz del sol. No era tupido, pero sí abierto. Eran las 11,00 de la mañana. El día estaba nublado, pero claro. Los perros tomaron un conejo en el zarzal y a una orden éstos lo sueltan y no lo destrozan. Yo entre a buscar el conejo agachado, y me adentré casi 15 metros, hasta llegar casi a la orilla del río. De pronto, me vi enfrentado a un extraño animal, pelo corto color café, con tremenda cabeza, igual a un león africano, ya que tenía una especie de melena no tiesa y que era muy abundante en la parte de abajo del hocico. Para detrás el pelo medianamente largo, pero no abundante. Alrededor del corto cuello tenía tremenda “chasca” (melena) Me miro con sus dos ojos grandes, color café. El hocico era chato como perro pequinés. No abrió las fauces, no le vi dientes, no emitió ningún gruñido o ruido. Estuvo totalmente quieto, sin agresividad alguna. Hacia delante le vi sus dos patas, también grandes y redondas. No aprecié garras. Estaba a dos metros de distancia, inmóvil. Calculé que debe haber pesado unos 30 kilos y su cuerpo un poco más de medio metro. Estaba “echado” (tumbado) así que no le vi cola ni patas traseras. Sus dos orejas eran cortas y de puntas redondeadas.
Ante eso, con el miedo, salí lo más rápido que pude desde el zarzal, me arañe bastante el rostro, manos y ropa. Pensé que estuve frente a algo parecido a un león africano. .. pero chico. Nunca he visto un animal parecido a ese, además que al parecer no tenía cuello, o era muy corto, porque la cabeza estaba “pegada” al tronco. Salí gritando.
Pero, como a los 5 minutos, ya más controlado, con mi cuñado entramos al zarzal, yo primero, agachados… pero el animal ya no estaba en el lugar. No lo escuchamos moverse. Sólo vimos “la camada” o hueco que dejó al estar “echado” en la arena que era como de un metro.
Siempre he vivido en el campo, conozco todos los animales y perros, pero nada parecido al animal que vi esa vez. Soy aficionado a la caza de conejos y liebres con perro. He recorrido toda la provincia de Malleco y de Cautín, y nunca me había encontrado con un animal tan extraño.
Nota: El testigo no fue capaz de efectuar un boceto del animal, por esta razón se solicitó la cooperación del dibujante y pintor señor Felipe Vargas.
Autor del reportaje
Raúl Gajardo Leopold
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